Nueva entrada

lunes, 8 de octubre de 2012

Modernidad y colgajos

Hoy no miro los periódicos. Por qué no, ya estoy harto de catalanes irredentos, jueces progresistas y cantamañanas espontáneos.
Hoy voy a pedir algo para mí, pero no a título personal, sino algo corporativo para los pocos chalados que seguimos viviendo en el centro.
Vamos a ello. En esta época de modernidad, una de las cosas más “in”, es ataviarse con colgantes identificativos, a ser posible grandes y llamativos. También ayuda a fardar, que la cinta con la que te lo cuelgues sea vistosa y aparente.
Para cualquier cosa que se monte o haga, ir con el cartelito colgado da imagen de modernidad y el ciudadano portante, se siente algo así como el Superman del momento, el que todo puede arreglar y que tiene en sus manos todas las decisiones importantes.
Yo, cuando curraba en eso de la aviación, siempre llevaba, o procuraba llevar, estos colgajos de la forma más discreta posible, y usarlos como identificación solo cuando era necesario, pero, por ejemplo, para ir a tomar café nunca me ha parecido que fuera pertinente ir estampillado. Bueno, estas son cosas de viejales.
Pero mira por donde, estoy pensando seriamente en pedir al ayuntamiento, o a la policía local o a quien fuere menester, que a los que resistimos en este centro, y a los que por una u otra razón tenemos que estar circulando continuamente por las calles Larios, Granada, y demás adyacentes, nos provea de algún tipo de marcación que, a modo de defensa personal, señale que somos fauna del hábitat ciudadano del centro.
El porqué de esta aparentemente peregrina petición viene ahora. Es para qué, cuando, por ejemplo, bajamos o subimos por calle Larios, no tengamos que andar explicando a diestro y siniestro que somos habituales del sector a todas las organizaciones sociales que nos piden nuestra asociación; que ya estamos en ello, y a todos los que nos quieren dar tapas muy baratas, además sepan que ya estamos al loro de todo eso y que además estamos a régimen.
Actualmente el paso se puede hacer larguísimo, son innumerables las peticiones de todo tipo que te van haciendo y cuando has terminado lo que ibas a hacer, a la vuelta… más de lo mismo.
Ya por la noche, ni te cuento, aunque mi venerable aspecto me protege de señoritas de muy buena apariencia, que quieran que vaya a algún bar de música, no importa, hay una gran cantidad de otros locales de los que tienes que coger el papelito con el descuento y de los que te cuentan sus excelencias. Por cierto, hay una heladería, cuyos entregadores son muy activos, de la ya tengo yo más panfletillos que ellos mismos.  
Comprendo que todo el mundo tiene derecho a ganarse unas pelillas y que los negocios andan apurados, pero actualmente eso de pasear, o simplemente pasar por allí, se está convirtiendo en una carrera de obstáculos, eso que antes se llamaba una gymkhana.
Por eso quiero un colgajo para los autóctonos del centro. O bien, si eso del cartel con foto es muy dispendioso para estos tiempos en los que solo se puede pedir si eres de Marruecos o del Perú, al menos que cada día nos sellen en la frente con tinta indeleble para que los aguerridos repartidores panfletarios, nos reconozcan como clientes ya hechos y que no necesitamos de estímulos puntuales.
Señor Alcalde, porfa….
Hasta mañana.
Pepeprado

No hay comentarios:

Publicar un comentario