Nueva entrada

viernes, 17 de diciembre de 2010

Hortografía

Soy hombre de pocas convicciones y convencido por muy pocas cosas. Eso sí, las convicciones que me quedan y la fe que me restan son firmes y razonadas. Creía que estas eran algo que me iban a durar el resto de mi paso por este mundo, pero, ¡mira por donde!, una de ellas, de las más respetada, me la están tocando, con lo que a la vez, me están tocando dos cosas; las convicciones y … (por ser finos) las narices. Este tocamiento es ese de la ortografía, cosa que para mí entraba dentro de lo sagrado, lo casi intocable y lo duradero, pero que parase que no lo era tanto.
Siempre he intentado ser poco talibán para todo, por eso siempre he comprendido que también en esto del escribir, hay cosas que por el uso había que tocar. Incluso, soy de los que opinan que el lenguaje se puede enriquecer con cosas nuevas, eso que mi amigo Manolo Gatell llama “palabros”, porque evidentemente hay cosas nuevas a las que hay que colocarles el apellido. Así, admití que la RAE, a los pocos años de yo haber tenido que copiar 100 veces la frase “hierba se escribe con hache”, decidiera que para facilitar el trueque del esnifado y sus elementos accesorios, dijera que sí, que vale, que “yerba” colaba. Lo podían haber pensado antes y me habría ahorrado aquellas cien copias, pero por esa molestia mejor no me quejo, me sirvió para esmerarme. Creo que lo cambiaron ante el ímpetu de los usuarios de yerba y similares, o sea, a demanda de una comunidad importante. Eso sí, yo sigo escribiendo hierba con hache, ya que cómo nunca la usé (la yerba), no me afectó cerebralmente y la norma me entró de verdad en el coco.
Pero es que lo de ahora, leo en los newspapers que es de órdago, que van a colar cosas por las que antes gastabas un bolígrafo en copias punitivas.
De entrada ya se cargaron la elle y la che, con lo que pasa a mejor vida el Guevara cubano (ortográficamente hablando). Pero es que ahora, lo que suene a k hay que ponerlo con c. Esto va a ser la lesshe (palabro propio), porque de la forma que la gente habla y vocaliza va a ser dificilillo constatar y distinguir claramente los sonidos. Espero que también se pueda hacer lo contrario, porque kabrones “suena” infinitamente más sonoro que bien escrito.
Son pues años de cambio, ya aquello de la unidad de pensamiento parece que va a dejar de ser obligatorio y cualquier mindundi que incruste palabros de esos que dañan a la vista, tendrá una bella excusa, diciendo que está usando la ortografía del altiplano tardo incaico peruano, pero la de su parte más occidental. Con esto, el que va a quedar cómo un borrico (¿o vorrico?) va a ser el lector inquisidor.
Lo voy a dejar, utilizaré las nuevas normas, pero para que quede constancia, a esta innovación la recibo con esa fórmula legal tan importante; “leído, pero no conforme”.
Eso sí, un acierto importante ha sido quitarle el acento a “truhán”. Ahora hay tantos que es mejor no perder el tiempo con acentos al hablar de ellos. Así, que; ¡truanes, kabrones!
Hasta mañana.
Pepeprado

No hay comentarios:

Publicar un comentario