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miércoles, 27 de junio de 2012

El lenguaje


Quizás es que me la cojo con papel de fumar, pero en cuestiones de lenguaje procuro que las palabras sirvan para lo que deben servir. No soy demasiado exquisito en eso de mezclar la lengua de todos con las de unos pocos, es decir, admito sin reservas modismos locales, neologismos de esos que son afortunados e incluso invenciones puntuales que sean, de puro descriptivas, fáciles de entender y de encajar, incluso giros juveniles que en cualquier momento aparecen y tras unos años desaparecen. Pero, lo que sí quiero es que las palabras signifiquen lo que significan. Por eso, ayer me sorprendió que un par de veces en la tele, en esos programas que matan, literalmente, el tiempo que yo uso para preparar la ensalada reglamentaria, usaran de un término, aplicándoselo a dos personajes diferentes. Tan diferentes como la señora Duquesa de Alba y el presunto jugador de fútbol Guti (a este no puede ponerle el adjetivo “señor, no le corresponde).
Interrumpí el troceado de la lechuga y el picado del puerro, cuando oí, que al hablar de ambos, en dos momentos diferentes, decían que “iban a empezar sus vacaciones”.
Pasmado, me quedé pasmado, tanto que lo he mantenido en la memoria y esta misma mañana me he sumergido en el DRAE buscando iluminación sobre el término, y aquí está;
Vacación. (Del latín vacatĭo, -ōnis).
1, f. Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo      remunerado o de los estudios.
2, f. Tiempo que dura la cesación del trabajo.
3, f. p. us. Acción de vacar ( quedar un empleo o cargo sin persona que lo desempeñe).
Aunque sea mirando solamente la primera acepción, implica “cesar en una actividad habitual”, sin siquiera afinar tanto como para entrar al trapo en eso de, “principalmente del trabajo remunerado”, que eso sería ya mucho afinar al hablar de estos dos personajes y de otros muchos más, que no pegan un palo al agua en todo el año y cuya única actividad consiste en estar en fiestas y saraos de todo jaez y en posar en diferentes actitudes y atavíos para gusto de revistas y reportajes facilones.
No me quejo de la actuación de ambas “celebridades”, hacen lo que hacen y viven del cuento cómo viven porque los demás (aclaro que mi menda no, en eso no entro) consienten, bien por acción (comprar camisetas con su nombre por ejemplo) o bien por omisión (aceptar sus prebendas como cosa natural), sino de los periodistas, mejor dicho, sólo comunicadores, que se atreven a presuponer que este tipo de gente hace algo positivo durante el resto del año.
Por eso, y como me gusta dar alternativas válidas, les ofrezco esta otra palabra que es, digámoslo así, menos comprometedora;
    Veranear, verbo intr.
1.           Pasar el verano en lugar distinto del que se reside.
Eso es otra cosa, es hacer el zángano, física e intelectualmente en lugar distinto del habitual. Así si me vale.

Hasta mañana.

Pepeprado



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