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viernes, 21 de diciembre de 2012

Armas y Metro

Dicen que hoy es el fin del mundo. Lo más gracioso del asunto es que muchos de los que dicen esto, te echan a la cara el argumento de qué “es cosa de los mayas”, cuando en su puñetera vida han hecho ningún caso ni a los mayas ni a la madre que los parió. Gente que en ningún momento ha mirado a esa cultura y que las más de las veces ni sabe de qué está hablando, te argumentan con este respaldo, y se quedan tan frescos. ¡Vamos ya! Seguro que si los cherokee de los USA o los mursi de Etiopia  han pronosticado algo raro (un cataclismo termonuclear por ejemplo), todas las teles se ponen al loro de darnos la vara con ello y a vendernos refugios antiatómicos.
Todo está condicionado por el mercantilismo y la ambición, bien sea la ambición del puritito dinero o de simplemente la de notoriedad y salir en la tele en alguna de esas tertulias cutres.
A raíz de la matanza en el colegio yanqui, ahora hay de todo por doquier.
Los súbditos de don Obama andan liados con soluciones cada vez más peregrinas. Por un lado dicen que han aumentado las ventas de mochilas antibalas, cosa que yo, honradamente reconozco, ni sabía existían. Esto de que al ciudadanillo se le carguen las espaldas con el artefacto defensivo me parece que es para que se lo hagan mirar. Aquí ya estarían protestando los defensores de los menores, las Apas y demás creaciones en defensa del güenismo parainfantil, estudiando si el peso de la mochila incide en el desgaste de los meniscos del nene o si el material del que están hechas les produce picores subcutáneos. Eso sí, los chinos ya estarán fabricando mochilas de esas a mogollón para venderlas a 3 o 4 euros.
Pero lo peor no es eso. Lo peor es que se están planteando armar a los docentes. Dejando aparte la idea personal de que no me puedo imaginar a mi Maru colgándose dos Colts del 45 para irse a dar clase (menos mal que ya no va), esto de que las clases se conviertan en algo parecido a esas pelis del Oeste, donde imperaba la ley del más rápido, es de locos. Trae esto además un peligro añadido; que las veces que actualmente el docente suspira pensando en que desaparecieran algunos de los alumnos, hasta ahora lo hace mentalmente, pero con un pistolón a mano, lo mismo en un día de pérdida de nervios, alguno desenfundaría y se quedaba en la gloria. Ni te cuento lo que podía pasar al recibir a algunas mamás o papás, de esos que todo lo saben y que van a las escuelas a impartir sus conocimientos y a imponer sus leyes (aunque no tengan ni la más mínima formación) si en ese momento en que los progenitores están desvariando más de la cuenta, los docentes, como diría un clásico de novelas de cow boys, “notara el reconfortante placer de  sentir el tacto de la culata de4 su 45”… ¡Ay, mamá…!
Bueno todo esto es en USA, aquí, hasta ahora, solo estamos despotricando contra las armas, y dedicando horas de pantalla a demonizar a todo el que tenga un tirachinas, pero como de lo malo todo se pega, ya mismo andaremos “tomando medidas”. Al tiempo.
En nuestras cercanías una novedad. La Junta de don Griñán ahora tiene un nuevo método de asedio a esta ciudad. En vez de decir a todo que no, simplemente exige chorradas imposibles; quiere que el metro deje de ser subterráneo para que pase por la Alameda a cielo abierto. Si les dicen que sí, a continuación dirán que exigen que pase por medio de la Catedral. Son así, de “todos” los andaluces.
Hasta mañana.
Pepeprado

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