Lo
parece, vista la gilitontada de ese componente de la mesa del Congreso, del PP,
que ha caído en el garlito como el más infeliz del lugar. Todo el asunto es tan
raro y chusco, que lo único que está claro, es que este ha hecho bien en
dimitir. No ha hecho falta probar nada más, simplemente con su comportamiento
ha demostrado que es más tonto que un lápiz y su cerebro tiene menos mecanismos
que un trompo, así que mejor que se vaya a chorrarla. Mientras tanto que la policía
siga averiguando lo que de verdad pasa con esto… para que después algún juez
estropee el final.
No
voy a pensar en estas cosas, voy a algo más cercano, a la ruinera en la que
está mi Málaga.
Todos
piensan y hablan de grandes problemas y no menos grandiosas soluciones, pero
nadie me hace caso cuando hablo de una cosa, de la que, ¡por fin!, veo un reflejo
en algún periódico.
Vi
la noticia ayer en un diario de Granada y es esta; “Granada suspende en grandes superficies/ La provincia se sitúa a la
cola andaluza en oferta de centros comerciales, superada por Málaga, Sevilla y
Cádiz/ La superficie que ocupa el pequeño comercio granadino es diez veces
superior, rozando los 1,7 millones de metros cuadrados”. ¡Mira qué bien!, ¡Encima
se quejan!
Ahora,
están esperando para abrir otro gran centro, van a ser ocho, mientras que en Málaga
hay… 26.
Claro,
a cambio, tienen nada menos que 14.718
establecimientos destinados a actividades comerciales, que ocupan en conjunto
1.691.396 metros cuadrados y una extensión diez veces superior a la de los
centros grandes comerciales.
Además (hay más), este
pequeño comercio se distribuye así; “3.644 a alimentación (3.049 tiendas
tradicionales y 595 supermercados); 2.085, a vestido y calzado; 2.479, a hogar;
5.029 al resto de actividades; y las actividades comerciales mixtas (las que
reúnen varias de las categorías anteriores) cuentan con 513 establecimientos
diseminados por el conjunto de la provincia”. Es decir exactamente lo
contrario que aquí, que sólo tenemos grandes superficies y desde hace unos
años, se cierran todos los pequeños comercios y solo se abren bares y tabernas súper-mega-guays
y ultra-modelnas de la muerte.
Deberíamos pensárnoslo.
Somos muy proclives a pasarnos de modelnos y progres, a pasarnos tres pueblos
cuando algo va medio bien y terminar machacando una buena idea, pero también somos
muy dados a despreciar lo nuestro, a echar por la borda lo que siempre se ha
llamado “de toda la vida” para cambiarlo por lo último que nos llega.
La modernidad y el
progreso están bien, pero como todo, en sus adecuadas dosis, no ingiriéndolas sin
deglutir.
Por eso, pienso que
nos hemos cargado la ciudad y lo que es peor, seguimos empeñados en seguir machacándola,
por lo que quiero felicitar a nuestros vecinos y decirles, “tíos, seguid por
ahí qué vais a durar más”.
Para los que no se lo
crean, visitad esa joya de la naturaleza que es Granada y entenderéis lo que
digo.
Prefiero no hablar de
nada más hoy. Casi como en la película de S. Pollack; “Pensad, pensad malditos…”
Hasta mañana.
Pepeprado
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