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martes, 11 de diciembre de 2012

Martes ¿de Carnaval?

Lo parece, vista la gilitontada de ese componente de la mesa del Congreso, del PP, que ha caído en el garlito como el más infeliz del lugar. Todo el asunto es tan raro y chusco, que lo único que está claro, es que este ha hecho bien en dimitir. No ha hecho falta probar nada más, simplemente con su comportamiento ha demostrado que es más tonto que un lápiz y su cerebro tiene menos mecanismos que un trompo, así que mejor que se vaya a chorrarla. Mientras tanto que la policía siga averiguando lo que de verdad pasa con esto… para que después algún juez estropee el final.
No voy a pensar en estas cosas, voy a algo más cercano, a la ruinera en la que está mi Málaga.
Todos piensan y hablan de grandes problemas y no menos grandiosas soluciones, pero nadie me hace caso cuando hablo de una cosa, de la que, ¡por fin!, veo un reflejo en algún periódico.
Vi la noticia ayer en un diario de Granada y es esta; “Granada suspende en grandes superficies/ La provincia se sitúa a la cola andaluza en oferta de centros comerciales, superada por Málaga, Sevilla y Cádiz/ La superficie que ocupa el pequeño comercio granadino es diez veces superior, rozando los 1,7 millones de metros cuadrados”. ¡Mira qué bien!, ¡Encima se quejan!
Ahora, están esperando para abrir otro gran centro, van a ser ocho, mientras que en Málaga hay… 26.
Claro, a cambio, tienen nada menos que 14.718 establecimientos destinados a actividades comerciales, que ocupan en conjunto 1.691.396 metros cuadrados y una extensión diez veces superior a la de los centros grandes comerciales.
Además (hay más), este pequeño comercio se distribuye así;  “3.644 a alimentación (3.049 tiendas tradicionales y 595 supermercados); 2.085, a vestido y calzado; 2.479, a hogar; 5.029 al resto de actividades; y las actividades comerciales mixtas (las que reúnen varias de las categorías anteriores) cuentan con 513 establecimientos diseminados por el conjunto de la provincia”. Es decir exactamente lo contrario que aquí, que sólo tenemos grandes superficies y desde hace unos años, se cierran todos los pequeños comercios y solo se abren bares y tabernas súper-mega-guays y ultra-modelnas de la muerte.
Deberíamos pensárnoslo. Somos muy proclives a pasarnos de modelnos y progres, a pasarnos tres pueblos cuando algo va medio bien y terminar machacando una buena idea, pero también somos muy dados a despreciar lo nuestro, a echar por la borda lo que siempre se ha llamado “de toda la vida” para cambiarlo por lo último que nos llega.
La modernidad y el progreso están bien, pero como todo, en sus adecuadas dosis, no ingiriéndolas sin deglutir.
Por eso, pienso que nos hemos cargado la ciudad y lo que es peor, seguimos empeñados en seguir machacándola, por lo que quiero felicitar a nuestros vecinos y decirles, “tíos, seguid por ahí qué vais a durar más”.
Para los que no se lo crean, visitad esa joya de la naturaleza que es Granada y entenderéis lo que digo.
Prefiero no hablar de nada más hoy. Casi como en la película de S. Pollack; “Pensad, pensad malditos…”
Hasta mañana.
Pepeprado

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