Entre tantas malas, al fin hoy una buena noticia; Willy Toledo se va a vivir a Cuba. Dice
que “en la España de Rajoy no hay
democracia”. Es bueno que éste berenjena se vaya a “disfrutar” en el
cortijo de los Castro. Naturalmente allí va a vivir como un rey, ya que es para
ellos un regalo que un “disidente” se vaya a vivir allí. Lo venderán como un
perseguido español y les servirá de magnifica propaganda. Con este, además
intentarán conseguir “equilibrar” la cantidad de cubanos que están locos por pirarse
de la isla. La única pena es que como este nunca va a intentar llevarle la contraria
a los que mandan allí, nunca va a probar la democrática justicia castrista. En
fin, tanta suerte tenga, como paz deja aquí, donde por cierto, puñetera la
falta que nos hace. Que se lo coman con patatas… si les quedan patatas y a ver
si hay suerte y se lleva con él a Sánchez Gordillo, que por cierto no le paga a
sus empleados.
Como he estado de footing bancario matutino, ando corto de tiempo,
así que dejaré los periódicos a un lado y hablaré de algo que me gusta; la
música.
Yo, en esto de la música como de todo, entendiendo que excluyo
el bacalao y el hip-hop del término música.
Dentro de ese gusto, el viernes, tras dejar arreglado el mundo
en el Foro, por la tarde-noche me fui al Cervantes a oír a la OFM. Estuvo la
noche fantástica. Los temas elegidos, maravillosos, con sólo dos autores,
Sibelius y Wagner, que no son menores. Y un director, coreano de la Corea buena,
de los buenísimos, estupendo y al que además le vi un maravilloso ejemplo de
educación, cuando al final, dejó todo el protagonismo a la hora de los aplausos
a los miembros de la orquesta, perdiéndose entre ellos y dejando que
disfrutaran del éxito de la noche. Bien, si señor. La pianista, flojita, no es
mala pero está algo verde y me da la impresión de que está donde está por
motivos diferentes a los puramente musicales. Referido a los motivos, es mi impresión,
puramente personal, que cada cual piense lo que quiera.
Más música. Aquí, una nota totalmente negativa, no a la música y
sus intérpretes, sino al acto en sí mismo.
Me refiero al convocado ayer por el Ayuntamiento para celebrar
el día de Europa. Demostró que por mucho que lo queramos, no podemos ser europeos
al cien por cien. Se había convocado un concierto en mi Plaza de la Constitución
para las 12.00. Pues bien, a las doce, ni flowers.
Estábamos los asistentes habituales y la orquesta, pero ni estaba
preparada la megafonía, ni se empezaba. Es más, en esos m momentos, aparecían y
se dedicaban a cantar en otro extremo una panda de verdiales y los políticos se
dedicaban a hacerse fotos.
Tras un rato, a las 12,19, se sube el alcalde al estrado y se
desparrama hablando de Europa, haciendo un discurso, largo, prolijo y complicado,
donde entraban y salían los países hispanoamericanos, el Tratado de Roma, Croacia
y casi, casi, la Renfe. Después, el decano de los cónsules en Málaga, que al
menos, nos perdonó y fue breve, conciso y educado, y ¡por fin!, pasadas las
doce y media empezó el concierto.
Aquí, más de lo mismo; la orquesta, el director y sus músicos,
perfectos, lo demás, ay, ay, ay. Hasta en un momento una bandera que nadie había
asegurado se desplomó y estuvo a punto de saltarle un ojo a un par de músicos. Entonces
sí, entonces se aseguró el mástil, con un arreglo que era solo poner una trabilla
de plástico de esas que no necesitan herramientas. Resultado, que lo más importante,
la música, había pasado a segundo plano, una pena.
Lo peor, es que este desbarajuste demuestra que no estamos preparados
para Europa. En Alemania, Inglaterra, los Países Bajos y los altos, cuando un
acto “dice” que va a empezar a las 12… empieza. Todo lo que haya que preparar o
arreglar, se hace antes, y las fotos de los que quieren salir en la foto, también.
Así, que vamos a pensarlo, si queremos ser europeos “de verdad”, nos tenemos
que poner las pilas y eso de los comienzos de actos, su duración, etc... hay
que diseñarlo bien. Si no, mejor no hacer nada.
Hasta
mañana
Pepeprado
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