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domingo, 3 de febrero de 2013

¿Qué hacemos?

Me pongo a escribir esto, un tranquilo domingo por la mañana en la que los forofos del Carnaval están en mi plaza dale que te pego. Si a ellos les gusta, pues vale. En eso consiste el convivir, dejar que cada cual haga lo que guste siempre que respete a los demás.
Ayer tenía mentalmente preparado un comentario sobre lo de levantar muros en las tiendas  saudíes para separar a los hombres de las mujeres, y sobre la autoridad que lo ha decidido, a medias entre el ministro de Trabajo y el “director de la Comisión para la Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio” (o lo que es lo mismo, la Mutawa o Policía religiosa) Abdulatif al Sheij.
Inimaginable la que se liaría aquí si alguna iglesia quisiera instaurar esa comisión, (si fuera la católica, ardería Troya). Como estos van a su bola, pues nada, todos felices, así que lo dejo.
Lo dejo porque quiero hablar de lo que está pasando y que nos deja en un callejón sin salida.
Para mí está claro, pero no desde ahora, sino desde hace décadas, que estos que mandan a ahora, meten la mano en la caja. Eso lo pongo por delante. Ahora bien, que sea el ex Gran Visir el que ponga el grito en el cielo, es como para echarle de comer aparte.
Precisamente por eso, por la desconfianza, es por lo que no veo salida para este ambiente de particular guarrería que nos han instaurado.
A los de ahora hay que investigarlos y mandar al trullo a quien corresponda, pero no son esos otros los que pueden hacer esto, porque para eso hay que tener las manos limpias. Hay que investigar muy mucho, esos papeles que han salido, en los que hay cosas que a mí no me cuadran. Aparte de lo “raro” de los papeles, me resulta particularmente sorprendente, que ya, al día siguiente de salir esas extrañas listas, se hayan movilizado las huestes de “indignados”, esas mismas que han estado calladitas mientras se juzgaban Eres, salían fotos de la gasolinera, o los líos de los catalanes co-tripartidarios. Tampoco se han visto a los justicieros del alcalde mediático. Estos últimos, estuvieron saliendo mientras se rumoreaba que se podían producir cambios en la Cortijá por las elecciones que venían, pero después de estas, súbitamente, se calmaron sus afanes justicieros y ahí están pastando de la subvención.
Lo malo del asunto, es que lanzar a la calle, como ha hecho don Alfredo a sus huestes, se va pareciendo cada vez más a las acciones de las SA de don Adolfo en la Alemania de los años treinta.
Como la jugada tras el 11S, le salió bien, la tienen como estándar. Precisamente aquello, lo recuerdo como lo que fue, un golpe de estado, afortunadamente sin tiros, con esas tropas de asalto, SA, en la calle, coartando, amenazando y coaccionando a la ciudadanía. Por eso, el ansia de poder se le podía calmar un pelín y recordar que lo de don Adolfo, acabó como acabó.
Siento, no tener el tono festivo de otros días, pero es que al ver esta película, sólo me acuerdo del título de otra; ¿Quo Vadis? Es decir; ¿A dónde vamos?
Para comparar, que es odioso pero útil, en Holanda, al nuevo Rey, que lo es hace tres días, ya le están investigando sus negocios, por si acaso y para curarse en salud; “Guillermo de Holanda, el rey de los negocios”. Eso es hacer las cosas bien.
Hasta mañana
Pepeprado

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