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lunes, 1 de diciembre de 2014

Tragedia y martirologio

Hoy, tras un finde interesante deberíamos hablar de que en los madriles la concejala Tania, día de los familiares bajo sospecha de tener suerte, ha ganado las elecciones en su partido, IU, o qué el pequeño Nicolás le arreglaba asuntos a un  secretario de estado, o que la directora del Palau de Les Arts de Valencia se gastaba una pasta gansa en pegarse viajes a cuenta del contribuyente, e incluso del ambientazo que hay en el centro desde que se inauguró la iluminación navideña. Pero no, todo ha quedado oscurecido por el “asunto futbol”.
En este asunto, lo primero que llama la atención es la confirmación de que en España, si quieres que hablen bien de ti, lo que tienes que hacer es morirte. La víctima, a la que ahora ponen en los media a la altura de San Juan Bosco o santo similar, era el mandamás de la facción más violenta de sus violentos. Este  personaje, ahora un angelito del cielo, en una edad a la que se presupone hay que “echar cabeza”, lo único que echaba era pestes por la boca y con famita de líder entre los borricos del lugar, así, que lo que le ha pasado casi entra en los terrenos de la lógica; si juegas con fuego, tienes muchas probabilidades de quemarte.
Habría que investigar también la ardorosa presencia de hinchas del Alcorcón y del Sporting en la batalla campal, cosa que además de sospechosa, es preocupante, porque puede indicar que se está formando un estado paralelo de violencia pelotera.
Más sobre el asunto. Los presidentes de los equipos están ahora en el candelabro. Aceptando que tampoco se distinguen por su clarividencia y sensibilidad, ahora son los muñecos del pimpampum nacional, pero, precisamente los que más les están disparando, los periodistas deportivos y las cadenas de radio y televisión, callan sibilinamente sobre sus propias responsabilidades. Estos que ahora se erigen en jueces y gritan cómo vírgenes ofendidas, son los primeros que “calientan” al personal e incendian las redes con sus comentarios ante cada partido de una mínima rivalidad. Quién dude de esto, no tiene más que ver en tele alguna de esas mal llamadas tertulias deportivas, que en realidad son gallineros donde invitados y “moderadores” se enzarzan a grito pelado defendiendo lo que ellos consideran “dogmas de fe”, y decidiendo sobre el bien y el mal. Acabo de ver al pasar, a uno de esos líderes de audiencia televisiva, indignadísimo,  despotricando contra las medidas del gobierno ayer, pero calla vergonzosamente sobre la violencia que emana de su propio programa.
Ahora, vendrá la segunda parte, esa tan jugosa de buscar culpables, seguramente algún ministro o cosa parecida y punto.
En realidad esto ha sido sólo un reflejo de nuestra sociedad. Tomemos por ejemplo esta noticia, de los periódicos de hoy; “Un menor retiene y obliga a golpearse a dos escolares/ Les retuvo durante 5 horas en un descampado, les robó sus pertenencias y les obligó a desnudarse y a pelearse”. Este “menor”, en realidad está aplicando las cosas que aprende cada día en pelis, series, videojuegos, e incluso en telediarios, y cómo después, la inJusticia lo castigará a dos días sin postre, lo próximo que hará será comprarse un  bate de beisbol para hablar con los amigos.
Estas son las cosas que debemos reflexionar, y no en elevar a los altares a la víctima, que dedicaba sus energías a montar peleas con otros cómo él.
También habrá que ver cómo funcionan las manifas sindicales, ahora que los sindicatos están haciendo méritos para recuperar clientela y están acelerando.
Con esto ya hay bastante para reflexionar sobre el asunto.
Hasta mañana.
Pepeprado

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