Efectivamente hoy es un día de tener noticias amontonadas. En principio tenía previsto dedicar unas líneas al colofón del viaje, otras al traqueteo del tranvía en mi plaza, pero de pronto, don Juan Carlós ha dicho que se pira y todo se me ha quedado antiguo.
Por eso, de los temas anteriores, intentaré poner algunas fotos para ilustrar los temas que van a faltar, y no meter la cuchara más en esos asuntos, mañana veré si los recupero.
Del principal, ante la sorpresa inicial, y creo que la verdad es que nos ha cogido a todos de improviso, ahora ya he escuchado a varios de esos que todo lo saben, decir que “naturalmente, ellos ya lo sabían”. Lo más sorprendente, es qué, lo dicen y se quedan tan tranquilos, o sea, ellos mismos se convencen qué lo saben todo, y qué son la repera marinera, ¡angelitos!
Tras estos primeros momentos, todos se aprestan a intentar sacar el máximo partido del asunto, y por ejemplo, están empezando a sacar la cabecita los republicanos de matojo, esos que están agazapados para vivir con lo que hay, pero que preparan la cama por si cambia el escenario. Asoman la cabeza tímidamente, para estar seguro de tener y mantener sus asuntos claros si no hay ningún cambio, faltaría más.
Personalmente, le estoy muy agradecido al rey abdicante, porque tengo la sospecha qué, quizás o sin quizás, nos salvó el pellejo a muchos españoles en, al menos, un par de ocasiones. La primera cuando la Transición, cuando dependiendo de lo que él decidió, se evitó que pudiera pasar cualquier cosa, y ninguna buena.
La segunda, cuando aquella barbaridad del 23F, en la que me fui a dormir cuando vi que él se había puesto el uniforme y daba órdenes, y ver qué órdenes daba.
Por eso, en estos momentos en los que muchos van a ocultar sus ideas hasta ver lo que pasa, quiero dejar claro mi agradecimiento.
Además, con esto, don Juan Carlos entra en ese mi particular Cuadro de Honor; el de los escasos españoles que dimiten de algo sin que haya que obligarlos a punta de pistola o retorciéndoles la mano. Es un cuadro de amplias miras, en el que están don Adolfo Suarez, don Gerardo Iglesias, el señor Corcuera y sólo algunos pocos más, y son personas a las qué, sin estar obligado a compartir sus ideas, les tengo un profundo respeto por su decisión personal.
Desgraciadamente, la lista de los que no dimiten así los maten, es larguísima, así qué, mejor despreciarlos directamente en su conjunto.
Con esto, lo dejo por hoy. Ya esto es la Historia con mayúsculas y esa sólo la escribe el tiempo.
Pongo las fotos, como un recuerdo a la normalidad y dejo de escribir.
Hasta mañana
Pepeprado
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