Amanece después de esa fecha en la que intentan convencernos de que somos buenos, buenos, buenos. Y amanece con
De todas maneras, lo peor ha sido que en el norte siguen poniendo bombas mientras sus obispos los protegen, al menos con su apoyo moral y dándoles el cobijo de sus iglesias; con esto se hace muy cuesta arriba ser apostólico y romano (lo de católico está en el corazón y el convencimiento, no tiene nada que ver con algunos curas), porque cuando ves como estos “pastores” eligen a sus ovejas y las eligen prefiriendo escoger entre los cabritos a entre los corderos se te para el reloj de la comprensión.
En la ciudad estamos tranquilos, quizás porque los políticos se están dedicando a ir de comidas oficiales y han dejado de dirigirnos; está la cosa tan tranquila que casi pienso que sería mejor tenerlos a todos, durante todos los días del año de comilona; así no meterían la pata como la meten.
Hablando de meter la pata, el señor Llamazares, al que escuchándole se comprende que le haya puesto
Seguiremos comiendo turrón.
Pepeprado
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