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viernes, 21 de diciembre de 2007

La ley del cachete

Es casualidad, pero ayer hablaba de la joven/niña/mozuela/fiera que le pegaba a su madre y mientras, en el país, el Congreso, además de pasarse por el arco del triunfo la repulsa ciudadana al impuesto canónico, se entretenían en tomarse las vacaciones (porque están muy currados) aunque quizás por eso de; “ya que me voy del convento…” ni se preocuparon de ir; solo aparecieron para votar que es para lo que, por lo visto, sirven. Mientras tanto desaparecía una de las piedras angulares del problema generacional; a partir de ahora, el que de un pescozón, cachete o leve sopapo a un tierno infante, podrá compartir celda con etarras y defraudadores -temblad maestros y padres-, claro que a lo mejor por poco tiempo, porque ellos saldrán antes. Estupendo, le echaré otro vistazo al informe Pisa.

Y en nuestra ciudad, dándole otro golpe de tuerca a la novedad; como parece que sí, que va a llegar el AVE, los partidos se han reconvertido; los del PSOE se van a montar una fiesta privada, elitista y guapa, para sí mismos y sus amigos (¿estará invitada la SGAE?), y mientras el PP la va a hacer callejera, multitudinaria y popular. Lo dicho, somos el colmo de la modernidad, si aplicamos sus conceptos; tenemos izquierdistas de derechas y derechistas de izquierdas, ¡quien lo iba a decir!

Menos mal, que como siempre mañana nos va a tocar el Gordo; eso, como siempre.

Pepeprado

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