Otro día más en que nos amenazan con eso de, “lo de”
Lo que me cae como un tiro es lo otro… los anuncios de cavas millonarios, los juguetes maravillosos que cuestan un pastón, los programas de televisión lacrimógenos, los políticos y presentadores que cantan horroroso pero que estos días creen que hacer el ridículo está permitido, y sobretodo… el gordo de colorado; el papá Noel de las narices, ese invento que hemos traído de USA -porque aquí al gordo no lo conocía nadie- y que nos invade por doquier; está en escaparates; en tiendas; en tejados; se descuelga de los balcones; y nos lo colocan en cualquier parte. Nos mira con cara de alcohólico no anónimo, sino de borracho muy conocido, con mofletes de pepona y barriga de hidropésico voluntario y siempre para convencernos de que hay que gastar pasta.
¿Para que queríamos a este tío, cuando teníamos a unos Reyes Magos multiculturales, multirraciales y totalmente ecológicos que solo viajaban en honestos y malolientes camellos y no en unos bichos que nadie había visto y que para más inri tienen cuernos?
Con esos tres magos hacíamos el avío (gastábamos ya una pastizara) pero al menos no nos incordiaban casi hasta el final, ni se descolgaban, ni te miraban con ojos de miope irredento. Eran buena gente que solo sonreían y no hacían gilitonteces de esas del ¡Jau, Jau, Jau!, o como leches se escriba eso. Te miraban con cara de colegas que sabían que en realidad no lo podías tener todo y que solo iban a parchear los deseos de los niños y a herir los bolsillos de los padres, pero sin matarlos del todo. Ahora, el gordo, como es americano, te endilga todas las invenciones made in USA y así cumple con las multinacionales que lo patrocinan. ¿Cómo es que nadie habla del lobby de papánoel inc.?
Por estas cosas es por las me mosqueo algunos días. Prometo que seguiré desahogándome con el tema, pero, eso ya, mañana u otro día, depende…
Pepeprado
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