Como es fin de semana hay que escribir de la parte lúdica de esta vida, que no todo va a ser hablar de quejas.
Anoche para celebrar uno de los múltiples cumpleaños de mi amigo Rirri -que no es que tenga muchos, sino que los que tiene los celebra muchas veces-, nos reunimos varios amigos en el MR1, donde además de tener Málaga reluciendo a nuestros pies, cenar opíparamente y beber buen tinto, (porque al estar el restaurante en pleno centro de la ciudad no hay que conducir), al vernos todos y todas en tan agradable compañía aprovechamos para ponernos al día de nuestras vidas diarias.
Y, ¿Qué importancia tiene esto? Pues que algunos de los amigos comensales son sufridores del traslado desde el Palacio del Miramar a la mal llamada Ciudad de
Desde luego hay que reconocer que el nombrecito le viene al pelo, porque para empezar nos demuestra que la justicia ha pasado de las primitivas basílicas romanas, a los palacios renacentistas y ahora parece que tira hacia lo de campus, pero lo de campus en su acepción de lo campestre. Tiene mérito, y a lo mejor es que no se atreve a llamarlo simplemente el Palacio de Justicia de Málaga porque a las dudas sobre lo primero, se añade que ni siquiera es cierto lo “de Málaga”, en realidad podría llamarlo Campus Tecnológico de
Como detalle pintoresca las salas de autopsias están debajo del Restaurante y como todo el edificio comparte sistema de humos hay curiosidad por saber cuales de los olores van a prevalecer.
y más cosillas, pero lo vamos a dejar porque miro el periódico y veo la última barbaridad que han hecho “esos chicos alborotadores de la kale borroka”, seguramente para sacarse su titulo de Bachilleres de
Terrible, sin comentarios: que cada cual piense lo que quiera de esto, pero, ¡por Díos!, pensémoslo en silencio, no ofendamos a las familias de estas nuevas víctimas con explicaciones y controversias “raras”.
Pepeprado
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