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miércoles, 18 de mayo de 2011

Silencio y acampadas

He esperado varios días para no hacer eso que llaman “irse de ligero”, pero ya han pasado unos cuantos desde que entalegaron al director de las manos largas y la bragueta díscola, y todavía, no he escuchado a ninguna de nuestras estrellas reivindicativas nacionales decir ni pío.
Ni la excelsa Ministra de Sanidad, ni la escondida pero cobradora doña Bibi, ni siquiera el activísimo señor Zerolo, máximos exponentes de la lucha por la igualdad, han abierto el pico. Están todos, todas y todes, callados como muertos. Estos mismos que clamaban a cada noticia de, por ejemplo, el italiano de gustos exuberantes, ahora parecen ser extremadamente comprensivos y comprensivas con las agresiones de este señor. ¿Será porque es un compañero de partido?, o, será, porque bruscamente han quedado todos mudos de la impresión.
En un ejercicio de imaginación (otro) supongamos que este depredador hotelero perteneciera a otro partido menos… progre. ¿Hasta donde habrían llegado los gritos pidiendo las dos cabelleras del ciudadano, la superior y la inferior esta última con sus colgajos pertinentes? Seguramente se habrían montado manifestaciones de dolor y se estaría ofreciendo a la atribulada camarera unas vacaciones a todo plan en este país, para hacerla olvidar su mal rato. Pero claro, este dirigente, del que se decía que iba a ser el baranda al mando, es como dicen en la mafia, “uno de los nuestros”, así que la consigna es…, mirar para otro lado. Creo que estos gritadores profesionales han conseguido algo importante; hacer sonoro el silencio. Este silencio cómplice suena más que cualquier grito o soflama de las habituales.
Otra cosa; las manifestaciones espontaneas actuales.
Ahora cada tarde tengo una bajo mi ventana, (los de las fotos ya duermen aquí) siempre de gente con buena voluntad y que saben que es lo que le hace falta al mundo, claro, habría que ver si sabrían dárselo en caso de mandar. Y yo, que por esto de tener una edad, creo poco en las casualidades, me escama esta tan perfecta organización de protestas actual. Todas estas criaturas que hasta ahora estaban tan felices con sus porritos y sus subvencioncitas encubiertas, de pronto se han tirado a la calle ¿espontáneamente? para arreglar el mundo. Para mí que es demasiada casualidad. Personalmente pienso, que ante unos sondeos devastadores (que yo personalmente tampoco me creo) a algunos les ha entrado el pánico y se han dedicado a movilizar a los tranquilos (hay quien es muy aficionado a eso de convocar por SMS) simplemente para que los otros ganen por menos, para que el batacazo sea más llevadero. Como estrategia no está mal eso de intentar arrimar el ascua de la ley D’Hont a su sardina, pero lo malo, es que hay un peligro; han despertado al tigre y todos estos engañados es posible que le tomen gusto a lo de estar en permanente confrontación y al final la jaca se vuelva jaco, el tigre se ponga a morder y todo el asunto se les vaya al carajo. Esperemos que al final todos vuelvan a su marasmo y con eso sean felices.
Hasta mañana.
Pepeprado

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