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jueves, 1 de marzo de 2012

Pequeñeces de refilón


A veces, saltan noticias sobre cosas que aparentemente no te afectan, te pasan de refilón, pero que te hacen recapacitar, bien porque hablan de cosas que para ti sí que fueron importantes, o bien, simplemente porque te evoquen otros tiempos.
Esto último me ha pasado cuando he visto de pasada, que ha muerto Davy Jones, el que fuera cantante de The Monkees. Me ha retrotraído a otros tiempos, a otras épocas, cuando los que cantaban se lo tenían que currar para llegar a ser algo, cuando no había OTs, ni búsquedas de los 100 mejores cantantes (100 nada menos). En aquellos tiempos, los Monkees (para entendernos), fueron un caso raro. No nacieron como cantantes, fue un grupo creado por una productora de Tv para filmar una serie referida a un grupo pop. Es decir, los que ficharon no eran un grupo, no eran ni amigos previos, eran eso, gente que le pegaba a la música y tenían ganas de trabajar. Después, la serie funcionó tan bien en EEUU, que el grupo grabó canciones y cuando llegó a España, donde la serie nunca se emitió, que yo recuerde, triunfaron directamente como grupo, es decir, fueron artistas de la canción casi por casualidad. No es algo importante, pero a mí me ha llevado a aquellos tiempos en los que ya, yo tenía curiosidad por saber más de casi todo, y donde costaba más trabajo saber ese más; no había Internet, Google ni Wikipedia, pero lo pasábamos pipa, lo que no es poco. Por eso, descansa en paz, Davy.
Ahora en cambio, ya se predestina al estrellato incluso a los neonatos. El papá de las Cruz, el patriarca de esa familia donde todos tienen la misma cara, incluido el perro, y donde todos tienen que ser artistas, ha tenido un retoño, creo que con una nueva parienta, pimpollo que es a su vez un galimatías. A esta recién alumbrada, que es hermanastra de la jolivudiense y sus asimilados y asimiladas; por tanto tía carnal de una sobrina que nació antes, y no consigo establecer el parentesco con la familia que decide sobre el bien y el mal y sobre cuando hay que manifestarse en este país, ya la están preparando para emigrar a los USA y pasear por alfombras rojas; le han puesto de nombre Salma, es decir, lo tradicional, como a todas las niñas de su familia. A algunos de estos incondicionales del cine, los estoy esperando, a ver sí a algún retoño le ponen Cantinflas o Pamplinas, que reconozcamos fueron grandes actores de los de base.
Por lo demás, felicitarnos porque el barco Allegra, al que deberían como primera medida, cambiar el nombre por Tristesse, ya ha llegado a puerto. Menos mal, es algo que no ha acabado en tragedia y eso es muy para dar gracias a Dios (los creyentes, los otros no se a quien las darán).
Me voy. Tengo que ver en la tele cómo lleva el señor Rubalcaba su programa de manifas. Estamos todos sorprendidos por lo activos que se han vuelto los sindicatos de un tiempo a esta parte. A pesar del trabajo que les debe dar gastar los 1.000 (sí, mil) millones que gestionan cada año y “emplear, los casi 500 que sacan de las fundaciones (que no están controladas fiscalmente) que han creado al socaire de sus protectores, ahora sacan tiempo para manifestarse todos lo días. Es un claro ejemplo de productividad.
Hasta mañana.
Pepeprado

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