Nueva entrada

viernes, 18 de octubre de 2013

Los silencios

Me ha llamado la atención esta noticia de por ahí fuera; “EEUU/Comer sin palabras/Un joven dueño del restaurante 'Eat' en Brooklyn ofrece una cena de cuatro platos en completo silencio, en una ciudad donde el nivel de ruido de estos lugares es muy alto”. Aparte de que el tío no se ha quebrado la cabeza con el nombre del establecimiento, el asunto es que ando algo confuso con esto.
Tras llegar de mi último paso por ese país, es verdad que son extremadamente comunicativos, llegando incluso a ser cotillas con las vidas del prójimo, pero a la vez, el nivel de ruido en los restaurantes españoles o en cualquier sitio donde nos reunamos, es infinitamente mayor. Es posible que aquí hablemos menos, pero lo hacemos a voces. Un restaurante es generalmente un sitio donde oyes las conversaciones de todas las mesas y para los qué, cómo yo, gustamos del silencio y si es posible acompañado de una buena música a su debido volumen, es un aburrimiento. No sé, lo estudiaré, opero si a alguien se le ocurre como callarnos, que me lo diga, me gustan, como decían Simon&Garfunkel, los sonidos del silencio.
Hablando del país, una entidad bancaria ha tomado la primera decisión seria sobre el asunto de las  guarrerías políticas; “Bankia prohíbe donaciones a partidos políticos y organizaciones sindicales”. Por ahí arde el puro.
Las comunidades andan revueltas, en Galicia van a declarar los padres que presuntamente tienen algo que ver con la muerte de su hija adoptada; a los catalanes les ha “aconsejado” el COI que no presente candidatura para los JJOO de Invierno y cómo es natural, su alcalde le echa la culpa al PP, es decir, lo de siempre; en Castilla, doña Cospedal va a declarar en el juzgado contra el impresentable de Bárcenas. Bien y así todas. Cada comunidad arrastrando sus miserias.
Sí hay una pregunta interesante; “¿Tenemos los españoles los horarios que nos merecemos?” Aunque parezca baladí, el asunto tiene su enjundia. Por una decisión política de hace más de 60 años, en vez de ir con el horario de Londres que es el meridiano que nos corresponde, andamos con el de Berlín, que era quien entonces mandaba, y actualmente no llevamos el reloj en hora ni con nuestros hermanos portugueses que están aquí al lado (lo de ir Por Libre no me viene a mí de casualidad). Lo xodido, es que ponernos ahora un horario europeo, con levantadas a las 6 de la mañana, y cierre de negocios a las 5 de la tarde, va a ser dificilillo. Otro problema sin solución, y van…
En mí Aquí, volvemos a menear a los santos. Ahora, otra vez los patronos se quedan sin fiesta y vuelve la del 19 de agosto. ¡Qué cruz, Mariano! que decía el Forges. Un joven científico malagueño triunfa en Alemania, y aquí, que lo hemos echado, lo consideramos un éxito. Somos la leche. Final, una perla de mi alcalde; “Francisco de la Torre: «Hay que cuidar la calle más que el salón de casa»” Eso, y los suelos de las calles para romperse los tobillos. El salón de mi casa es menos peligroso, don Francisco.
Las fotos. Despedida de Saint John con gaitero (no es el de la sidra). Un contraluz de esos que a mí me gustan tanto. La entrada a Bar Harbor, aún es Canadá, una ciudad que está estratégicamente oculta y no se ve hasta que estas encima de ella. Casas de una calle que no se parece a ninguna de las nuestras y la panorámica de rigor, el puerto de Bar Harbor. Y por hoy ya he dado bastante la lata.
Hasta mañana
Pepeprado




No hay comentarios:

Publicar un comentario