Hay que ver la vista que tenía el señor Ortega (y G., don J.). Cuando dijo aquello de “las dos Españas, trabadas en una lucha incesante", estuvo sembrado. Lo demuestra actualmente, día a día, el señor Rodríguez, porque cuando habla, a mí me da la impresión de que yo vivo en “la otra”. Tras meses y meses negando la mayor, la crisis, ahora está hablando en el Congreso y da la impresión de que aquí no hay ni parados ni leches, aquí lo que hay son gente que (quizás), estarían dispuestos a trabajar…; la economía no está mal, es que estamos guardando los dineros; la industria no se está yendo al carajo, es que está cogiendo impulso para crecer más, dentro de unos años… Lo dicho, no tengo ni idea de por donde ando. Al escuchar estas cosas, te quedas planchado, porque una de las primeras sentencias que ha dicho es, “no voy a presentar ninguna medida específica” Estupendo, para decirle al enfermo, eso, que está enfermo, no hay que hacer la carrera de medicina. Al médico se le pide que no solo diagnostique, también se le agradece que haga algo para curar, pero parece que aquí no es aplicable.
Quizás por eso, salen esos informes tan desagradables que hacen por ahí fuera; “Universitarios contra graduados. Un informe de
Por eso, no nos debe extrañar que, incluso al nivel mínimo, al de lo intrascendente, se recurra a eso tan español de “matar al mensajero”. Incluso los exquisitos del llamado séptimo arte, tiran de este recurso cuando ven que la cosa se les pone rarilla; “Bardem niega haber insultado a sus detractores españoles” Las chorradas que este señor haya dicho, no tienen la menor importancia, su discurso siempre está tintado del color que él decida, pero lo importante es que en vez de recapacitar y negar o mantener sus opiniones, a las que tiene derecho, lo que hace es… echarle la culpa a otro, al traductor. ¿Por qué será que esta solución me suena?
Esa doble forma de ver las cosas, se mantiene incluso en lo de pedir responsabilidades; “El policía local que se drogó podría ser sancionado”. Aquí, la sanción se enuncia, incluso usando el término verbal del condicional, “podría”. Si en vez de ser policía local, estar drogado y de botellón, hubiera sido un guardia civil, con tres tintos en el cuerpo, y en el bautizo de una sobrina… la sanción se habría “exigido” de inmediato, y por supuesto, se habría puesto al fulanito en la picota, pero como este es uno de los colocados por alguno de los partidos “importantes”, pues eso, como mucho se le dirá eso de… ¡chaval, la próxima, procura que no te cojan!
Por todo esto, lo más importante, es que esta noche ha llovido… alegría, poca, pero alegría. Voy a disfrutar de ese olor a mojado, del que ya ni nos acordamos en Málaga.
Hasta mañana. Pepeprado
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