He
faltado a mi cita porque me fui a dar una vuelta a Ciudad Real. No fui a nada especial,
solo a conocer esta ciudad a cuyo lado hemos pasado muchas veces pero a la que nunca
había visitado.
Es
una ciudad coqueta, pequeña y amable, y al escribir esto, tengo que recapacitar:
¿Por qué en las últimas ciudades que he visitado siempre me sale, al hablar de
ellas, el adjetivo “amable”? Creo que, simplemente me sale por comparación.
Málaga
hace tiempo dejó de ser esa ciudad amable, acogedora y abierta que había sido
siempre. Se ha vuelto una ciudad complicada, con funcionarios a veces hoscos y con
pocas ganas de ayudar, con policías locales que nos ven a todos, autóctonos y
visitantes, como gente a la que vigilar y a la que no hay que dar demasiada información,
y con un urbanismo ciudadano que hace necesario tener conocimientos de geografía
planetaria, y preparación similar a la de un rastreador comanche para encontrar
algo. Es una ciudad además, donde ha desaparecido el comercio tradicional, que en
otras partes, también Ciudad Real, es un encanto. Da gusto entrar en esas tiendas
pequeñas donde te atienden y te ilustran comerciantes preparados y amables (con
eso, compras más) en vez de esas grandes superficies deshumanizadas conde solo
te indican el número de pasillo donde tienes que buscar tú mismo con tu
mecanismo, lo que andas necesitando. En fin, ir por ahí es un vistazo a otros
lugares menos “modelnos” y menos guays del paraguay pero en los que se vive más
tranquilo.
Naturalmente,
estar fuera hace que lea menos periódicos y vea menos tele, con lo que estoy más
relajado respecto a las tragedias nacionales y foráneas, ya mañana me engorrinaré
con ellas. De antes de irme, tengo encasquilladlas un par de noticias de esas
que a mí me dejan pasmado. Una, era referida a un colegio de Málaga donde han eliminado
todas las fiestas de los niños,
porque un padre, uno solo, protestó
y amenazó con los males del infierno si le daban a su vástago algún caramelo o
galleta de diámetro inadecuado. Inadecuado, naturalmente, según los organismos
de la EU, de la escuela de Massachusetts o del Canódromo de Sebastopol. Es increíble
la cantidad de estupideces que hay en estos tiempos. Con que uno de esos
organismos que se han creado y qué, personalmente sospecho, solo sirven para
que unos pocos tengan títulos rimbombantes y sueldas estratosféricos, diga que
el 0,5% de los nenes se atragantan, los gilipuertas del lugar se ponen firmes y
no se dan cuenta de que eso significa que al otro 99,5% le va de p… madre comer
chuches y que ese porcentaje de afectados son los que, desgraciadamente, se iban
atragantar incluso con su propia saliva. Definitivamente eso, tiempos de chorradas
que nos hacen la vida más complicada.
La
otra encasquillada, fue de la tele. Allí una nena de insultante juventud estaba
siendo felicitada por ser campeona mundial de algo del surf o cosa similar, lo
que me parece muy bien, pero cuando el entrevistador le preguntó el porqué se había
dedicado a esa modalidad en particular, la contestación fue para enmarcar; “para llevarle la contraria a mi padre, al
que no le gustaba”. Fastuosa contestación y emocionante declaración de
principios de la púber, que no necesita comentarios. Mejor dejarlo.
Me
voy tengo cosas que hacer y que me esperan ahí fuera.
Hasta mañana.
Pepeprado
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