Desde que nos volvimos laicos, y quizás para sostener nuestro talante de “Buenísmo”, tenemos un santoral más abundante y florido que nunca. Es un santoral muy del momento, especializado, con carné y con asociación pertinente, es decir, como diría don santiago Carrillo, “un santoral, como Dios manda”.
Como los periódicos prestan mucha atención a esto, pues yo… también. Estoy convencido de que si Caín hubiera tenido un abogado de pro, lo habrían despachado con una orden de alejamiento de 15 días por cargarse a su hermano, pero a cambio, es verdad que habría tenido que empeñar el jardín del Edén para pagar la minuta (no sé si le habría salido a cuenta). Lo que no parece ir por muy buen camino es lo de tener un “Fiscal de Oficio”, porque los que hay, generalmente, necesitan que alguien cargue con la responsabilidad de denunciar para “meter mano” a algunos asuntos, y el del Estado… como diría don Cantinflas, “¡a sus órdenes, Jefe!
No es muy explicable que, por ejemplo, hoy en “Qué”, pág. 6, salga lo siguiente; “Perder un negocio por no 'pasar por el aro' del soborno/El 32% de las empresas españolas asegura que ha perdido oportunidades de hacer un negocio por no querer pagar un soborno”, cosa corroborada por Metro, pág. 5, donde pregunta; “Y a usted, ¿le han sobornado?” y tras publicar esto, no haya ninguna instancia legal que les pregunte algo sobre el asunto. Es obvio decir que en los periódicos “grandes” estas noticias “se pierden”, y que el asunto de las malas costumbres se despacha con noticias tales como que alguien se copió en un examen o que pulió su expediente personal para algo; “Expediente al jefe de la Policía Local de Torrox por 'mejorar' el currículo de su novia”. Esto que parece una barbaridad, es pecata minuta en un país donde un tío llegó a Director General de
Dentro de ese ambientazo nacional y local, de cuando en cuando, sale un titular literariamente impactante y adecuado a las circunstancias; “La batalla del mejillón”, es un bello titular para un triste problema. Ya hasta el humilde y sabroso mejillón se hace protagonista de una batalla. ¿A dónde vamos a llegar?
En el norte, siguen con el proceso de acción-reacción, se les quita la pasta a los asesinos (no toda, solo una poca) y el PNV se echa las manos a la cabeza y los bomberos a lo suyo, a poner bombas. Como esta vez ha habido suerte y el bombeado y su hija no han caído, directamente… no se le da importancia, aquí si no hay muerto, no hay problema. Por otros lares, don Felipe González, sigue opositando al cargo que él ansía, y de cuando en cuando, para mantener su llama viva, sale dando recetas para arreglar esto. Lo mismo de siempre.
Menos mal, que por lo menos aquí ha “chispeado”. Algo es algo, e incluso esta mañana hizo un leve fresquito. Es hasta posible que antes de fin de año nos llueva algún día y se moje mi plaza de algo diferente al mojado habitual findesemanal. Esperaremos.
Lo voy a dejar, tengo que pensar en escribir cosas más placenteras.
Hasta mañana.
Pepeprado
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