Hoy es uno de estos días, en los que, curiosamente, todos los periódicos, radios y televisiones deciden, unánimemente, que "no passsaa nada", y que si no juega Rafa Nadal o no corre Fernando Alonso, se ponen al pairo y dejan pasar el fin de semana, sin noticias. Lo que te hace pensar en, si las que dan durante la semana, a plazo fijo, lo son de verdad.
Es por eso, que yo también me dedico a pensar y escribir sobre chorradas que tengo aparcadas. Una de esas, que me han recordado ya en la tele, es el asunto de los calendarios despelotados. Como
Otra cosa es la masa despelotante. A estos sí que no los entiendo, los convocantes sacan placer visual, salen en los telediarios como artistas e incluso les pagan, pero estos... Todavía los entiendo menos. Eso de hacerle caso al primer berenjena que se pone por delante, a veces con excusas que no hay por donde cogerlas, es una muestra de cortedad intelectual y de tener intercambiados los elementos vital-mentales, usar la cabeza sólo para llevar la boina y usar las bajeras para pensar.
Pero, si esto del despelote colectivo, en masa de culos innominada y en grandes espacios, es raro, lo otro lo del despelote puntual, cercano, con nombre y apellidos e invocando una causa cogida por los pelos, es todavía más llamativo. Ahora, todos; policías, bomberos, trabajadores de altos hornos jubilados y amas de casa de pueblos recónditos, se ponen como sus mamás los/as trajeron al mundo a las primeras de cambio. Después, con decir que es por un motivo noble como; comprar parches para la manguera en el caso de los bomberos, fundas estériles para las porras en el caso de los policías, y cosas así, todos/as, con la conciencia tranquila. En realidad, es solo un caso de voyeurismo aceptado; a las amas de casa de mediana edad del pueblo X, y solo medianamente vistosas, solo les compran los almanaques los/as vecinos/as (de nada, doña Bibiana), de su pueblo, y naturalmente no lo hacen para salvar la cría de la trucha autóctona, sino para verles el trucho/a las vecinas. Es decir; si el tío Felipe te echa un fugaz vistazo por la ventana, se lía el taco, pero si todos los tíos Felipe y similares compran el almanaque... es arte del guay, y... es por una buena causa. Eso, y nos lo tenemos que creer.
Como nota al margen, pido perdón a los/las felipes/as por el uso de su nombre, lo he usado como hispánica muestra de rancio tardo-españolismo tradicional, ya sé que los futuros abueletes se llamarán el tío Kevin o la tía Jennifer, quien quiera que ponga tío Manolo o cosa similar (adaptándolo al medio).
Lo dejo, ya sólo con esto, muchos dirán eso de que soy, retrogrado, antiguo y ¿como no?, fascista, que es lo que se dice siempre. Yo sigo pensando que ver a alguien del sexo contrario desvestirse, es algo más íntimo, más exótico-erótico y que pide más respeto que el disfrutarlo así, a diez euros el almanaque.
Hasta el lunes.
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