Perplejidad

Antes de entrar en el tema de mi perplejidad, tengo que aplaudir al ministro italiano Maroni por su buena vista. Cuando ha dicho que tiene menos gitanos porque “se han venido a la permisiva España de Zapatero” (le quito el tratamiento para respetar el texto), se ha cubierto de gloria. Lo ha hecho y ha demostrado que está al loro del asunto, pero no tenía porqué molestar a don José Luís con estas cosas, ahora qué el hombre está ocupado con lo de la crisis casi mundial (menos aquí), se podía haber callado y le habrían dado un piso en Torrevieja, de esos que va a hacer el alcalde neo urbanista, que no es demasiado exquisito como para mirar carnés (la pasta es la pasta).

A lo que vamos, (que me tengo que ir de cuchipanda con el Foro Frente a la Tribuna), a lo de mi perplejidad.

Estaba preocupado por el asunto de lo que ahora se llama sexualidad informada y antes era calentura permanente. Llevamos mucho tiempo en que nos bombardean con todo tipo de programas sobre los asuntos del encame gustoso; que nos dicen que “hay que saber disfrutar (¿?)”; que hay que estudiar para esto; que es necesario hacer un master para dar con el punto G; que tenemos que comprar libros para saber del asunto; y más, y más, y más…. Ya casi habían conseguido convencerme y había cosas en las que lo estaba totalmente, por ejemplo, que el sistema empírico tradicional de probar y comprobar que se usaba en mis recordados tiempos, no era bueno del todo (aunque nos iba bien); me habían persuadido de que los nenes que hay actualmente en circulación eran solo “afortunadas casualidades” que habían escapado de la tara de nuestra ineptitud; estaba preocupado por si mis coetáneos y yo, habíamos dejado el pabellón más bajo que alto, aunque en ciertos momentos siempre estaba alto; tenía un cierto complejo de culpabilidad pensando que mi generación no había dado la talla en los momentos álgidos. En fin, desmoralizado, desalentado, deprimido, triste, decaído… Todo eso estaba, pero, de pronto y sin pedirlo, empiezan a dar noticias sobre los españolitos de hoy y su decaído semen. Resulta que todos estos cachascanes que van a los programas a marcar tableta de chocolate, todos estos guapos de concurso, todos estos stajanovistas de la cama… están vanos, (vanos de vacíos, en andaluz coloquial, sin chicha ni limoná). Según los estudios, tienen unos espermatozoides que además de ser chunguillos, son pocos y huyen, se llevan mal entre sí y no se mezclan con la alegría que se les presupone, presume y solicita.

Parece que se les va la fuerza en los estudios previos y en hacer el resumen de lo publicado en fascículos que informan sobre el tema. Que los hispánicos bichitos, otrora con momentos de exultante y demandada gloria, que coincidieron en el tiempo y el espacio, con el landismo y el joséluisvazquismo, están de capa caída. Por cierto, estos “ismos”, también son denostados, sin tener en cuenta que desde que estos maestros lo dejaron, no se ha vuelto a llenar un cine ni de coña (pagando, claro... gratis y/o a costa de la administración afín, lo llena cualquiera). Aquellos tiempos, cuando las armas (de seducción) españolas, emulaban a aquellas otras que llegaron hasta Flandes, y que como el Imperio español nunca se abatían, no decaían ante las dificultades y mantenían el “pabellón” enhiesto y presto al combate, ya no son estos tiempos ni estos combatientes.

Esto va a suponer un duro golpe, no solo a la moral de los ciudadanillos actuales, también a la economía de los fabricantes de condones, que para estar al loro, son capaces de hacer eso que ahora se llama un ERE, para reducir la producción, ya que su producto se está haciendo superfluo.

Pobre señor Rodríguez, todo contribuye para que no salgan los números del señor Solbes; ya no le cuadran ni las estadísticas de espermatozoides. Los actuales casi-vejetes, en nuestro momento (¿y ahora?), éramos más torpes, pero más… voluntariosos; entonces se luchaba hasta la extenuación. Había menos Beckhams que daban toques de genialidad, pero más Zarras que le echaban raza al asunto en “todos” los partidos...

Lo dejo, me voy a disfrutar. Quien quiera algo, que me busque en la Aldea.

Hasta mañana.

Pepeprado