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jueves, 8 de mayo de 2014

La Luz, una triste luz

Es curioso, vine aquí, a Sevilla, simplemente pensando que venía solo a echar un día diferente, y me encontrado con que he visto el futuro.
Me explico. Esta ciudad, a la que vengo algunas veces, está siempre animada y con su centro urbano de bote en bote.
Naturalmente toda esta bulla, propiciada por tener un potente comercio de minoristas. Aquí, hay grandes superficies, pero sigue habiendo un comercio tradicional muy numeroso. Siguen manteniendo la fidelidad a los comercios familiares, a los dependientes conocidos que saben de tus gustos y que te avisan cuando ha llegado algo de lo que te viene bien o andabas buscando.
Encuentras además todo tipo de tiendas y se mantienen las de artesanía autóctona, sumándole a esto, un gusto por el producto local que hace qué, como he dicho antes, el centro esté siempre animado.
Pues bien, a pesar de eso, ahora en Feria, el centro se queda a un 20/25% de su actividad natural, porque esta, se ha desplazado al Real de la Feria. Claro, que esto les afecta menos, porque en realidad, ellos, los comerciantes, también se han trasladado al mismo sitio y lo único que han hecho ha sido cambiar de emplazamiento, pues siguen en contacto con la vida ciudadana de todos los días y mantienen viva la llama de los intercambios y la fidelidad de sus clientes/amigos.
Cómo digo, a pesar de eso, el centro se queda ligeramente mustio (en comparación con otros días del año) y la actividad está ralentizada.
Y esto… me ha hecho ver el futuro de “mi” Málaga.
Aquí, cuando nuestro ayuntamiento consiga, por fin, cargarse la Feria del centro y, en vez de adecuarla y mimarla, traslade todo al Cortijo de Torres, nuestro centro, que es en realidad un 90%de franquicias, esas tiendas donde compras lo mismo aquí, que en Albacete o en Helsinki, será un cadáver y ese heroico 10% que intenta mantener vivo el comercio de la ciudad, será apuntillado.
Encima, siguiendo esa horrenda tradición de los munícipes malacitanos, mientras aquí las casetas del Real son prolongación de los comercios y las casas del personal, en Málaga, con eso de llenar el Cortijo cómo sea, y al precio que sea, para amortizar una idea municipal de aquella adalid de la modernidad que fue la alcaldesa que inauguraba medios túneles, doña Ssselia, visionaria y de esclarecida mente qué se embarcó y nos embarcó en ese magno proyecto, hay que ir a por todas, y para eso, se pide poco.
Así, nuestras casetas están generalmente en manos de feriantes profesionales foráneos, que pagan a los titulares un tanto por ciento y que vienen a hacer negocio en una semana, sin ningún interés en lo local y cómo sea, con lo qué esto es sólo una feria de pueblo sin carácter y sin identidad, eso sí, con su botellón progre, cómo está mandado.
Por eso, el día de ayer me enseñó el futuro. El desolador futuro de “mi” Málaga, y lo que iba a ser un día festivo me ha puesto a cavilar, y cómo comprobareis, me ha puesto melancólico y meditabundo, aunque, claro… con un poco de suerte, o de Alzheimer, eso ya no lo veré, ni veré a munícipes orondos y felices, pensando que han convertido esta ciudad en un  páramo, eso sí, en páramo peatonalizado.
Los que lo veáis, lo siento.
Hasta mañana.

Pepeprado

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