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lunes, 10 de agosto de 2015

Mentiras y la GMM

Vivimos en un mundo de grandes mentiras, con un agravante terrible; que nos las tragamos sin anestésia.

En el exterior doña Cristina I de Argentina dice que ella no ha venido a votar parientes. En realidad a lo que vino fué a colocarlos sin necesidad de votarlos.

Don Donald de USA, cada vez se parece más al otro Donald, al pato, y sigue liandola en las pre elecciones.

En España, un ejemplo meridiano, el de doña Susana de Andalucia, a la que se le llena la boca de anti corrupción, pero mantiene en su gobierno a 5 imputados de alto standing.

Otra, lo sucedido en Marbella, en los toros. Unos antitaurinos vulneran la ley tirándose al ruedo, tras varios días metiendo la pata, haciendo pintadas y vociferando, la policia no hace nada, los reducen la cuadrilla de Morante, y, a los que van a castigar es a ellos, a los que cumplieron la ley, mientras que  los que la vulneraron los dejaron marchar tan tranquilos. Un ejemplo magnífico de ecuanimidad legal.
Más. En la UMA, a un fulanito que se h tirado 11 años para sacar una carrera de 5 y aún no ha hecho el proyecto fin de carrera, la ex rectora, ahora flamante Consejera,  daba honores y puestos, e imagino que subvenciones. Ahora incluso la prensa le hace reportajes como si fuera un héroe. Es la anítesis de la excelencia, pero, ¡ay!, es “políticamente muy aprovechable”.
Pero donde la mentira alcanza alturas estratosféricas, es en la Málaga municipal, lo que llamo la GMM, la Gran Mentira Municipal.
Hace unos días, hablando con un amigo, también sufridor del Centro, me contaba que un ¿responsable? municipal, con rimbombante titulo de Coordiador para la Recuperacion del Centro o algo así, presupongo qué con magnífico sueldo, despacho y secretaria, se vanagloriaba de estar haciendo “todo lo posibe” para que los ciudadanos vuelvan a vivir en el centro. Lo puedo adornar, pero no... me cabreé.
Que un fulanito, pagado con nuestros dineros, diga eso, mientras se cierran calles con mesas y sillas; se ponen inconveniestes a antiguos propietarios; se permite la invasion de mega franquicias; se permite y promueve el suicidio de los pequeños comercios tradicionales; se quitan aparcamientos (ahora no hay ni un solo sitio para aparcar en el centro sin pagar); se peatonaliza para que los habitantes no puedan hacer la compra o ir al médico como no sea pagando un taxi a precio de oro; se usa a la Policia Local para fiscalizar a los negocios que pagan y se les hace la vista gorda a los que son “amables” con los munícipes, y etc, etc, etc..., no es de recibo.
Esa, es la realidad malagueña, donde los residentes y resistentes del centro somos ya una especie en peligro de extinción, algo así cómo un Cecil al que se le puede disparar previo pago. Para compensar todos estos desvarios, se hacen grandes alardes y pequeños actos de presunta justicia. Se promueven obras muy aparentes que nunca se terminan, se regala un servico de bicicletas que nadie paga y que cuesta un riñón a las arcas municipales, es decir a nosotros, y se multa a dos guiris que trasteaban por la calzada, entre los coches con patines electricos... con 1.000 euretes. Si los infractores hubieran sido malagueños en un coche pagado con su sudor, los habrían metido en la cárcel. Un asco.
Y el responsable de todo esto... tan feliz.

Hasta mañana


Pepeprado

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