La normalidad

Parece que ha llegado a normalidad, bueno, solo nos queda el detallito de echar fuera el mes de Enero con sus rebajas y sus apreturas: Pero ya ha pasado el festival de celebraciones, la ristra de comilonas y bebilonas, las compras nerviosas, y demás cosillas que traen aparejadas estas fechas de paz y amor.

Aprovechando que el gobierno nos ha dicho y repetido, que paguemos el canon; que no van a castigar a un soldado (de España) por gritar viva España; que toda la economía está estupenda; que ha subido el poder adquisitivo de los españoles, y más alegrías, que suben la moral pero conturban al entendimiento, vayamos al campo de batalla de la vida diaria.

Y ojo que nos queda un trimestre de órdago; el calendario se ha confabulado para que este año amontonemos el Carnaval con sus manifestaciones alegres y festivaleras con la Semana santa y su procesiones y actos solemnarios (para mí, solemnes es una cosa, solemnarios otra); a lo que incrustamos el día de San José, presuntamente día del Padre, con lo que los grandes almacenes lo van a tener crudo. Van a tener que multiplicarse para “sumarse” a las celebraciones.

De todas maneras como ha ganado fuera el Málaga, el Madrid también ha ganado y Ronaldinho ha dejado de llorar, el país puede seguir su ritmo habitual. La vida sigue pero, ojo; preparaos españoles y foráneos. Es además de todo lo anterior, nada más y nada menos que: Un trimestre electoral. Dios nos pille confesados.

Pepeprado