Hoy
se acaba el 2013. No quería ponerme
con las noticias, porque siempre terminan poniéndome de mala milk, pero la propensión
a ese defecto tan perverso, el gusto por la lectura, me ha hecho mirar algunas
cosas. Me he enterado que a don Luís Bárcenas lo han llevado al hospital porque
“tiene alergia a la cárcel”. Nadie se
podía imaginar esta debilidad en alguien tan aventurero y aguerrido.
Esto es sólo una anécdota, pero cuando he leído, para
ilustrarme y a ver si consigo entender el asunto del recibo de la luz, un artículo
del señor Xavier Doménech, me he quedado de piedra. Me ha quedado claro que el
problema del recibo, es que pagamos por casi todo menos por la luz, pero mí estupor ha sido máximo cuando he llegado a
esta parte; “Cuando Aznar entregó el gobierno a Zapatero, el déficit era de 1.500
millones. A los cuatro años había ascendido a 13.000 millones. Y el que recibió
Rajoy llegaba a los 25.000 millones”. Mi asombro viene del hecho de que los herederos
de don ZP, el señor Pérez, la señora Valenciano y toda su cohorte, aun sabiendo
de estas cifras, todavía continúen vociferando contra el ministro actual. Todos
los que tuvieron algo que ver con esta escalada de la deuda, deberían, como
mínimo, estar avergonzados, calladitos y examinándose a sí mismos para
encontrar alguna excusa válida para haber llegado a este desmadre. Pero no.
Estos tienen más cara que espaldas, y aunque yo no es que sea un fan del
ministro señor Soria, al saber el follín con que se encontró me da una cierta
ternura pensar que es él solo, el que tiene que enderezar esto. Y, claro, cómo
ya me lo temía, me he cabreado.
Por eso, dejo las noticias, entre otras cosas porque todos
los media se dedican a hacer listas de los muertos de este año, listas en las
que en ninguna, curiosamente, sale uno de los últimos fenecidos, el ex general
Armada, quizás porque todavía da repelús pensar en lo que pudo pasar. También se
dedican a pensar en las diabluras que están haciendo algunos para enfrentar a
las dos Españas.
Personalmente y según veo día a día, el país está dividido en
dos grandes grupos ciudadanos, pero no en los que cree la gente, sino en dos
muy particulares. Uno es el grupo de los que tienen que vivir de los abuelos.
Ese es las más de las veces por obligación. El otro, es el de los que buscan
vivir a costa de sus nenes, ya sea haciéndolos toreros, futbolistas o cocineros.
Algo gordo ha pasado en la cultura de este país, cuando la
ciudadanía no aspira a que sus rorros terminen de ingeniero, médico o astronauta;
quieren que sean peloteros o cocineros, y de estos últimos, y si son cocineros
de la tele, mejor.
Esta tendencia ya era evidente para los mayores, pero ahora,
los papás aspiran a que sus retoños los mantengan a ellos a base de soufflés,
cremas, deconstrucciones y panachés.
Sinceramente, y de acuerdo con los tres, con don José, con Ortega
y con Gasset, tengo que repetir eso de; “¡No
es esto, no es esto!”
La manera de sacar el país adelante, tiene que ir por otro
camino, diferente del de cargarse la tortilla, romper los güevos, o secuestrar
la fabada. Hay que currárselo más y en otros campos.
Mejor lo dejo, me pongo levemente filosófico y eso no es cosa
para este día.
Para los que lean esto, mis mejores deseos para esta noche y
para el resto de sus días… les queden los que les queden.
Pero
antes de dejarlo, una gran noticia; “El
sello de Correos no subirá con el cambio de año”. ¡Menos mal, algo es algo!
Hasta
mañana, o sea, hasta el año que viene.
Pepeprado
No hay comentarios:
Publicar un comentario