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martes, 7 de enero de 2014

La salud nacional


Ya han pasado las fiestas, incluso terminó la Cabalgata del Corte Inglés, la antigua de los Reyes, que cumplió su función de transitar por donde “tenía” que pasar, a gusto de granjees empresas y cpo0ncejales espabilados a los que n0o importa cargarse tradiciones. La gran consecuendcia que he sacado de esto es que en las próximas elecciones hay que acordarse de estas cosas a la hora de escoger papeleta.
Ahora queda por tanto la reflexión. Esta va sobre la salud nacional, y no se produce sólo por la proliferación de anuncios de medicinas en casi todas las cadenas televisivas, donde prácticamente copan la mayor parte del espacio publicitario. No, eso solo se refiere a la salud física y esa es cosa de médicos y similares.
Me refiero a la salud mental del país, que esa, está bajo mínimos. Díganme si no, que se puede pensar de estas noticias.
Las que vienen hoy nos hablan de qué más que el 70% de los españoles pensamos que los señores Chaves y Griñán (y yo no me olvido del encubierto señor Zarrias) conocían los ERE y que el 85%, creamos también que en el PP se repartían sobresueldos en negro negrísimo.
Ni siquiera es lo peor que sepamos que la hija del Jefe del Estado vaya a entrar en un juzgado como imputada de delitos. Todo esto afecta a eso que llaman “la élite” de la cúpula que nos manda.
No, lo peor son las muestras de a pie de obra, de a ras de suelo.
Una es que el presunto señor Del Nido ande por ahí, pidiendo y, ¡ojo!, consiguiendo, que le firmen una petición de indulto los sevillistas asilvestrados. Esta inmoralidad está contrarrestada por los béticos furibundos que están firmando otra petición de que no se lo den. De locos.
Otra que publiciten en la tele que hay un llamado museo, que ya ha tenido 25 millones de visitantes. ¿Qué es lo insano d esto? Pues que ese pretendido museo, no es de pintura, de escultura, de arqueología, o d arquitectura, ni saquera lo es de artes populares o de costumbres, étnico o antropológico, es… el museo del Barça. Un país en que el interés está en esto, se lo tiene que plantear.
Pero, lo peor viene ahora. En estos últimos tiempos, han publicado sus memorias (o lo que sea), una gran cantidad de salvadores de la patria. Todos tienen derecho a contar y cantar su milonga, es más, algunos de ellos no es esto lo peor que han podido hacernos. Entre ellos, han escrito los ex presidentes señores González, Aznar, y Rodríguez Z, y el ministro de Hacienda de varios de ellos, señor Solbes. Para empezar, a todos, les presupongo que saben leer y escribir, incluso que tienen una cierta culturita que les permite enarbolar pluma, aunque alguno, y no quiero zeñalar, no le considero cacumen suficiente (aclara el diccionario que cacumen es, agudeza y perspicacia), como para escribir o dictar sus memorias.
Pues bien, la suma total de los lectores de estas lumbreras de nuestro parnaso literario, ha sido sobrepasada, y multiplicada por cien, por la luminario nacional, que también ha escrito sus memorias; doña Belén Esteban. Esta, naturalmente asistida por el eterno adalid de la progresía y el buen gusto, don Boris de Tele5, que es quien dicta la norma ahora, y ha pulverizado los records.
No voy a comentar más, pero precisamente por esto, creo que tenemos que preocuparnos menos por lo que nos haya subido el colesterol, por los kilos que hayamos cogido en estas fiestas. Tenemos que preocuparnos por la salud mental de nuestro entorno.
Lo voy a dejar, con solo un recuerdo a don Eusebio, la Pantera Negra que tanto me asombró en su momento, al que deseo descanse en paz, y con unos versos de don Leandro Fdez. de Moratín:
Tu critica majadera
de los dramas que escribí
Pedancio, poco me altera;
más pesadumbre tuviera
si te gustaran a ti.
Hasta mañana.

Pepeprado

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