Por
ahí fuera sí que pasan cosas raras. En Japón, un banquero, simplemente por
perder un millón de euros de clientes, se ha suicidado. Aquí, un millón es una
minucia, y de suicidarse, ni flowers. Lo más, cuando ya sean muchos millones, prepararse
un retiro con una indemnización millonaria. Además, los dejan.
Y
de alcaldes ¿qué? Aquí a nuestros alcaldes se les pasa la mano, hagan lo que
hagan y salgan en el sumario que salgan. En Toronto, sólo por los pequeños
detalles de ser putañero, drogadicto y acosador, el suyo se ha tenido que pirar
y está en paradero desconocido. Este, ya mismo pide la nacionalidad española.
Para
que se vea la diferencia, las noticias de por aquí son más “significativas. Los
de aquel gobierno tan justo y bueno, andan acoxonados pensando que les van a
reabrir el Faisán, y puede que hasta salga alguien que decida ser capaz de
decir la verdad. Y eso duele.
Más
tranquilos están, porque ya están acostumbrados, los de la Junta de la Cortijá.
Estos, en vez de pedir que se aclare lo de los cursos de Formación, prefiere
que se investigue a ver quien ha filtrado el pufo. Es la puesta al día de aquello
de matar al mensajero.
Claro,
qué, es que andan distraídos con los asuntos de doña Susana y su consorte, para
lo que han buscado cómo antídoto a la novia de don Juanma. Todo eso da mucho
trabajo y no queda tiempo para gobernar.
En
Málaga, dicen que está claro que las empresas del caso Edu, ese de repartirse
los dineros, se crearon días antes de conseguir la pasta. O sea, que aquí se seguía
el camino inverso. Se le avisaba a la people qué montaran una empresa y se les daba
un pastón. Claro, así, los clientes, naturalmente
siempre los afectos al partido, brotaban como setas. Reconozcamos que se ganaba
tiempo. Y lo más curioso, es que consiguieran crear una empresa en unos días,
con lo complicado que eso es para el resto de los mortales, abrir un
chiringuito, nada más y nada menos.
Con
todas estas cosas, a la que ese suman los casi dos de cada tres jóvenes
andaluces en el paro, suena a chiste eso de qué UGT y CCOO anden pidiendo esa
especie de Plan Marshall Campestre qué, según ellos, consiste en que hay que
darles la pasta a ellos para “la
administren”. Visto cómo han administrado hasta ahora, darles a estos una perra,
sería algo así como un suicidio financiero. Lo sorprendente es que aún tengan
cara para pedirlo.
Por
lo demás, mi plaza bien. Hoy, aun no ha venido ninguna manifestación ni han
montado ningún tribuna o tablao. Estoy que no me encuentro.
Hasta mañana
Pepeprado
P.S.IMPORTANTE. Parece que hay un problema gordo con el
Explorer (el navegador, no el coche). Por si las flies vulgo moscas), pasaros a
Chrome o a Mozilla.
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