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viernes, 16 de mayo de 2014

El post parto

Antes, un vistazo a los líos de por ahí. Aparte de la borricada de las niñas en África, ahora donde más tortas hay es en Turquía. Allí, han sufrido el peor desastre minero que se recuerda, y ahora se dedican a pelearse con su primer ministro, qué por cierto, es bastante dado a arrear guantazos.
Dejemos esto y vayamos al post parto. Porque lo de anoche, de lo que hablan todos los medios esta mañana, no fue un debate, sino un parto sin dolor.
Según el diccionario, qué es el qué en realidad debe mandar para estas cosas, debate es, “Discusión, confrontación de opiniones diferentes”, y eso, estoy seguro no fue lo que pasó.
Vaya por delante qué ni se me ocurrió perder el tiempo escuchando lo que ya sabía iba a pasar. Estos presuntos debates están tan mediatizados, tan encorsetados y tan “ajustados” al milímetro, que es difícil que al algún candidato de algo se le escape algo novedoso.
Antes de entrar, las maquinarias de los partidos ya se encargan de ponerle todas las trabas posibles al contrario. Después, estas mismas maquinarias, se dedican a destrozar a sus propios candidatos, quitándoles cualquier veleidad de espontaneidad o de idea propia. Por si fuera poco, lo normal es qué, también al presentador o presentadora, a los que no me atrevo a llamar moderadores, también les cantan las verdades del barquero. Con esto, el resultado es que nos los podíamos ahorrar, porque después, inmediatamente, a cada cual lo vitorean sus partidarios como vencedor y tan felices. Para lo único que vale esto, es para ver claro el pelaje de cada medio de comunicación, que a veces me da la impresión que tienen las opiniones escritas de antemano.
Resumiendo, para estas elecciones, qué aunque no lo parezca, son para Europa y ningún candidato ha hablado siquiera del pastón que ganan los eurodiputados, seguimos como siempre, con los incondicionales de cada uno entregaditos, y los que acostumbramos a pensar las cosas, desilusionados. Si mi opinión vale para algo, el único que se merece un premio es el que le ha hecho el Photoshop para los cárteles a doña Valenciano; la ha dejado como a Heidi, hecha una niña cándida y con cara de no romper un plato, toda una transformación. De votar…, psse, psse…
Volviendo a lo más cercano nos acercamos a esta ciudad que todo lo aguanta.
Hoy se van a reunir los dos contendientes habituales, Junta y Ayuntamiento, para discutir sobre el metro y la Alameda (suena a canción de María Dolores Pradera). Cómo es natural, lo previsto es que no arreglen nada y que se tiren los trastos a la cabeza. Como siempre, estamos acostumbrados.
En cambio, nadie presta atención al Convento de la Trinidad, donde no se trabaja y qué seguro que al final será para algunos okupas pata negra. Los vecinos andan mosqueados, pero, claro, hasta que no haya elecciones municipales no hay por qué hacerles caso.
Lo que sí tiene su intríngulis son esos “semáforos” para los ruidos que dicen han puesto en el centro. Los han situado en sitios estratégicos, para qué los ruidos sean sólo los que se hagan en los bares. Estoy seguro que no van a poner ninguno en la plaza para controlar el ruido que hacen todos los que vienen a montar y desmontar inventos, ni los que hacen pruebas de sonido, ni los que berrean a las cinco de la mañana, ni… Esos, cómo están apadrinados por algún concejal, no son ruidos, son gloria bendita.
Hasta mañana

Pepeprado

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