Por ahí fuera, una noticia que sorprende algo.
En Perú han rescatado a 26 niños y 13 adultos, que estaban
prisioneros de la guerrilla de Sendero Luminoso. Vamos a ver, nos habían dicho
que en el Perú el único enemigo éramos nosotros, los opresores españoles, que
en el paraíso tenían todo solucionado, y ahora, resulta que los bestias de Sendero
Luminoso siguen haciendo de las suyas. Que nos lo aclaren.
Por lo demás, estamos en época de
cambalaches. Todo tipo de trueques, canjes y chalaneos tienen en estos momentos
su época dorada.
Hasta el inolvidable señor Joséluis,
para el mundo don ZP, se ha apuntado. Va dejar el chollo, eso sí, sólo temporalmente,
del Consejo de Estado: Esta vez van a
pagar el pato (y lo demás) los alemanes. Se va de Presidente del Consejo
Asesor de una ONG “de promoción de la paz
y entendimiento”: Uno de esos inventos en los que previamente enterraron
pasta (del Estado, naturalmente) por un tubo, una especie de seguro de
jubilación anticipada.
Para que haya diferencias, el Premier de
los UK, ha incluido a doña Ana Botín en su consejo de asesores empresariales. Lo mismito una cosa que la otra.
En
un cambalache más nacional, el PP ha cambiado de jefecillo para Cataluña. Ha nombrado
a un tal señor Albiol, que en su pueblo fue el más votado, y al que ya, esta misma
mañana las teles “progresistas”, están tachando de fascista, racista, antidemocratico
y demás parafernalia habitual. No sé nada de este ciudadano, pero sólo con ver
y oír el amor que le profesan en, por ejemplo, La Sexta, ya se intuye que no es
de la cuerda habitual. Los que sí somos liberales, como con todos, esperaremos a
ver que hace, antes de ponerlo a parir… o en su caso, aplaudirle, que todo es
posible en este mundo.
Lo
que es de risa, es eso de las sanciones por la pitada al himno, al Rey y a
cualquier cosa que huela a españolidad. Aunque las sanciones son totalmente ridículas,
los extremistas de los nacionalismos se están rasgando las vestiduras, y, naturalmente,
invocando el sacrosanto derecho de la libertad de expresión. Naturalmente, también olvidan el derecho a esa
libertad para los demás. A nadie se le ocurre que pasaría, si un grupo
intentara ondear un par de banderas nacionales en el Nou Camp. Lo más seguro es
que tuvieran que salir por piernas. Pero claro, eso de que la libertad de expresión
valga para todos, es un concepto facha.
Hablando
del Nou Camp, una curiosidad. Es un
estadio de nombre cambiante. Cuando se construyó, ere el Estadio Hans Gamper, nombre del suizo
fundador. Con Franco fue el Juan Gamper. Con los de CIU, el Joan Gamper. Lo siguiente será, Más Gamper. Al tiempo. Una noticia cultural, Vodafone España va a despedir
a unos 1.300 empleados, porque se ha
integrado en ONO. Habiendo sido en otro
tiempo damnificado de esta compañía,
no me extraña que se vayan al garete. Su desprecio hacia sus paganos es difícilmente
superable, y eso que el campo de los suministradores de telefonía no es un vergel de flores.
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