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viernes, 15 de febrero de 2008

Nomenclatura

Estamos en tiempos de perversión léxica, se va más a ajustar las palabras a algún tipo determinado de cosa o ejercicio, en vez de simplemente hacer aquello tan antiguo de llamar a las cosas por su nombre. La última flor que ha brotado en este Parnaso literario ha venido de alguien inesperado, el señor ministro Caldera. Este investigador del cálculo matemático y de la semántica, todo en uno, ha convertido a los antiguos parados en “Demandantes de servicios previos”. ¡ Toma yá !

Con esta forma de cuadrar las cuentas, cualquiera es contable o economista. A lo que no cuadra, se le cambia el nombre y puntopelota. Como sugerencia, para que le baje más el número de parados; Contar a los de más de metro setenta y cinco y a estos llamarles “Demandantes de puestos en la NBA”. Así de un tirón, se quita unos pocos más. Impresentable.

El país sigue con el apasionante tema de si los dos grandes líderes se van a intercambiar preguntas y respuestas prefabricadas en un “presunto” debate, el señor Presidente admite que le conviene la crispación de la que lleva meses quejándose y llama “crítica preventiva” a los insultos hacia los demás, de los artistas que le apoyan, en Málaga y sus alrededores pasan cosas.

La primera, que viene de la Junta, es que hay que controlar a las mascotas peligrosas, con esto habría que censar al señor Blanco y al señor Acebes.

Más cercano, en la Viñuela; se ha ido un paso adelante en la técnica del chantaje, ahora se hace en papel timbrado. El Ayuntamiento, en escrito con membrete le dice a la people; “lo que hacéis es ilegal, pero si aflojáis –voluntariamente- pasta, por ejemplo, unos doce mil eurillos del ala, aquí no pasa nada”. Como es natural, el alcalde ya está diciendo que eso no es cosa de ellos, “El alcalde culpa a terceros del impuesto para legalizar casas". Como siempre, al final, la culpa la tendrá el conserje de la finca.

Otra, hay por ahí un helicóptero que nos vigila a los ciudadanos, para que no se hagan obras ilegales. Bien. Si la cosa funciona, se pondrá otro para vigilar a que hora saca la gente la basura a la calle.

Pero, lo mas triste, sobretodo porque proviene de la UMA, de donde se supone que se debería promover la lectura responsable y el aumento del bagaje intelectual, es que se ha hecho un programa informático para que no haga falta leerse los libros. ¿De qué va el libro? (Sur de hoy), en este articulo se nos explica la forma de no estar obligados a leer el libro, se le da al botón correspondiente y un programa informático estudia las páginas, extrae los términos más usados y elige los importantes. Es decir: El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de La Mancha, en su título original de 1605, se vería reducido a unas veinte o veinticinco palabras: hidalgo, soñador, caballero, escudero, etc... y ya no hace falta ni echarle un vistazo. Quedaría más o menos así; hidalgo soñador, que se cree caballero y realmente es algo gilipuertas, al que le va fatal con las tías, y que como no se come un rosco, se dedica a la tontería de desfacer entuertos sin sacar nada en claro. Resumiendo: Una chorrada.

Con esto, ahorraremos mucho tiempo para poder dedicarlo a la playstation y a mandar mensajes por aifón, que es lo que realmente engrandece a un país y lo que lleva para adelante la economía. Ese oficio de escritor y este más humilde y más interesado de lector, se quedará para unas reservas que se crearan al efecto. Dentro de unos años, es posible que en algunos de esos maravillosos parques temáticos de cartón piedra (perdón de polivinilos y similares) indispensables para saber de algo, enseñaran, naturalmente en espacio controlado, a un par de figuras antiguas, anticuadas y aisladas: Un señor escribiendo y otro leyendo. Te lo explicarán como; “especimenes extintos y peligrosos de cualquier género de los llamados tradicionales, hombre, mujer o gay, poco afines a los gobiernos y dados a pensar. Por tanto peligrosos y no susceptibles de estar en libertad”.

¿Qué hago con mis libros?

Pepeprado

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