Nueva entrada

sábado, 16 de febrero de 2008

“Quod natura non dat, Salmantica non prestat”

Es sábado, voy a descansar de promesas, futuros color de rosa, realidades esplendorosas y demás venturosas expectativas que, como futuro votante, me esperan. Voy a dedicar unos minutos a ese ejercicio tan emocionante y tan abandonado últimamente; pensar.

En el día a día me encuentro con realidades que superan a cualquier cosa que hace unas décadas se hubieran podido esperar. A pesar de todo, el mundo no es perfecto, una de las cosillas que enturbian este maravilloso presente, es la facilidad con que convertimos lo que son herramientas estupendas, en usos y abusos viciados. Por ejemplo, el inventazo del teléfono móvil (perdón, aifón) que es indudablemente una herramienta estupenda para estar en contacto, se ha convertido para algunos/as en objeto de adoración y de uso indispensable e ininterrumpido. Tanto, que seguro que habrían hecho exclamar y declamar al clásico; “Érase un hombre a un aifón pegado…”.

Pero donde se está llevando la cosa a extremos inenarrables es en otro campo; El del retoque fotográfico.

Aquello del dicho renacentista que he tomado prestado para el título: “Quod natura non dat, Salmantica non prestat”, venía a poner en claro que sobre -y contra- la posible instrucción, a veces la naturaleza pone un obstáculo insalvable, el de la posible y probable falta de entendederas del sujeto. Para entendernos, que aquellos que llegaron tarde, en su momento, al reparto de cerebros del día de su nacimiento y se quedaron con las neuronas mínimas para circular por la vida, es difícil darles arreglo.

No obstante, los desaires de la naturaleza en la cuestión de la propia apariencia han trastrocado el dicho, que ahora me parece que quedaría algo así como; “Quod natura non dat, photoshop nos prestat”.

Es maravilloso ver como esta útil herramienta quita papadas; elimina barrigas; pone ojos ensoñadores; estiliza; afina; agranda pechos; modela traseros; levanta lo que la naturaleza ha dejado caer y convierte a personas y personajes conocidos y algunas veces cercanos, en entes maravillosos que aspiran a ser eternamente apetecibles. El superprograma de retoque ha conseguido lo que ni la física ni la química habían podido lograr. Frente a regímenes draconianos, pastillitas sospechosas, horas de gimnasio y de gimnasia (no es lo mismo ir al gimnasio que hacer gimnasia), ahora un leve y certero movimiento de puntero del gurú del ordenata alivia inquietudes y sumerge al ciudadano o ciudadana en cuestión en un mundo maravilloso y aceptable para el Hola.

Es una pena que ese mundo mágico se venga abajo en el, a veces, trágico momento de enfrentarse al invento del Maligno; el espejo.

Es en ese momento cuando el mundo se desmorona; la papada sigue allí, la barriga se resiste a ser dominada, y lo que cayó, caído está. ¡Que se le va a hacer!.La naturaleza impone su ley. Somos gordos/as, feos/as, nos cuelgan…, definitivamente; el Hola nos repudia y no podremos anunciar los Ferrero Rocher, aunque siempre se podrá ir a Telecinco a rajar del prójimo y a desenterrar cadáveres, no todo está perdido.

Vamos a dejarlo, es mejor o caeremos en el pozo insondable de la Verdad, nos veremos obligados a enfrentarnos a la realidad, la dura realidad. La vida es así, nos desgasta.

Pepeprado

No hay comentarios:

Publicar un comentario