


Efectivamente, otra vez es lunes y tras un fin de semana carnavalero -del que incluyo fotos de la plaza en viernes y sábado simplemente como recuerdo- nos encontramos en un lunes en que todos se ponen las pilas y mirar: Con esto de la campaña electoral, nos están largando perlas de forma continuada.
El fin de semana lo han animado los obispos, de los que aunque respeto su derecho a opinar, no me parece ni pizca de bien que intenten decirme a mí, a quien tengo que votar. Están mejor dedicados a lo suyo, a
De todas maneras, a nivel de perlas, el que ha tocado la gloria de la perfección -como muchas veces- es el Cháves local. Para ser fiel al jefe y ayudarle con sus líos periféricos, nos dice que los andaluces nos volvamos a poner la boina y que tenemos (ojo, no, qué podemos, que tenemos) que aprender catalán y vasco. ¡Toma ya! Don Manuel -o dicho de otro modo- la maquina de prometer, ha olvidado rápidamente aquel informe que decía que estábamos a la cola de la cola de la enseñanza y notas, y que de español no andábamos finos como para embarcarnos en otras florituras. No ha aclarado sí, cuando termine de arreglar eso de
Para demostrar que la lengua española ya está dominada, no hay más que echarle un somero vistazo a nuestros medios de comunicación que son los que presuntamente nos muestran como está el país. Hablando de Fitur, escuché a un locutor de plantilla, una descripción por la radio que decía; “hay una foto, grande, de la calle Larios en forma de triángulo del que sale un AVE…”. Estupendo, me imagino (soy muy imaginativo), que lo que quería decir sería algo así como “una representación de la calle de Larios en perspectiva”. Aparte, de perlas como ésta, desperdigadas aquí, allá, y acuyá; la gala de los Goya. Ahí es donde se ha derramado el arte del buen decir, la donosura de la semántica y la claridad de ideas. Como siempre, con la mente puesta en las subvenciones, esas cosillas del respeto al público, la buena dicción, la demostración de un lenguaje medianamente culto, y pequeñeces así, quedan arrinconadas. Ahora lo que priva es soltar tacos por el micrófono, berrear, lloriquear, y demostrar que la progresía está en la mala educación. Lo sorprendente, es que después se sorprenden porque pierden espectadores. Alguien se lo debería decir. Son impresentables, empezando por el presentador, que todavía estaba en la línea de las fiestas de fin de curso de
Pepeprado
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