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domingo, 29 de marzo de 2009

Me niego

Hace un domingo fantástico. Luce un sol guapísimo, pero no hace calor, las calles están con la cantidad de gente necesaria para estar ocupadas pero sin caer en el agobio de estar llenas (súper llenas, diría algún neo pijo actual), y el ambiente huele a tranquilidad, a armonía. Hay algunos horteras de esos de gimnasio y pastillitas, de los de pelo enhiesto y cabellera cherokee, pero no tantos como para empañar este día tan bello por lo natural.

Por eso, me niego a mirar periódicos, a ver noticias ni a calentarme el cerebro con cosas raras. Es domingo, hace bueno, tengo que disfrutarlo y aprovechar para pensar en el entorno cercano.

En este entorno, en la cercanía, ya ha pasado ese penúltimo lío de esos a los que me apunto; la tertulia en la tele. Por cierto me han dicho que la repiten el domingo a las 6 y el lunes a no se qué hora, ¿quizás a las 1400? Málaga Televisión. Hay que reconocer que las teles locales son muy agradecidas; vas un rato y como lo repiten tanto, terminan concediéndote la Medalla al Trabajo, parece que estás todos los días currándotelo.

La tertulia, para mí, tiene dos caras; en lo personal lo pasé bien, estar con gente educada y que sabe de lo suyo es gratificante. Gente que sabe y admite que pueden haber otras opiniones y que está dispuesta a compartir lo que ellos saben, son gente de bien. La otra cara es cuando me vi a mí mismo; ¡la leche, que feo soy y que mal me oigo! Me parece increíble que ese señor gordo y con voz rara, sea el mismo que cada día se pasea por la vida como mi parte externa. En fin, también viene bien de cuando en cuando una cura de humildad, un encuentro con la cruda realidad para saber de qué va la vida. Espero que a los sufridos espectadores a los que castigué con mi presencia y agobié con mi verbo, fueran amigos comprensivos. A los que no lo son, lo de siempre; algo malo habrán hecho en otra vida anterior para merecer ese castigo.

Increíble; está sonando en mi PC, Eydie Gorme y los Panchos en “Júrame”. Digo que es increíble porque la canción debe tener unos cuarenta y tantos años, los interpretes ni te cuento, y suena con la misma frescura y con todavía mayor calidad que en sus primeros momentos. Va ser verdad eso de que el tiempo embellece algunas cosas. Lo que sí está claro, es que estos no son de ninguna OT, son de los de triunfo currado a base de calidad y trabajo. “O tempos, o mores”, que se decía en épocas más clásicas. Todo cambia, pero la música buena queda y mejora con el tiempo.

Estoy lírico, señal de que la cosa está tranquila, mañana habrá que ponerse las pilas para seguir con las tareas diarias, pero este domingo hay que disfrutarlo, es para no dejarlo pasar.

Dentro de un rato me iré a pasearme, a ver el Traslado de la Sangre. Es una oportunidad de vivir la calle, de encontrar amigos, de palpar vida ciudadana y ¿por qué no?, aprender algo más de la vida actual.

Seguro que me encuentro a esas hordas de las que hablaba antes, con pinta de sioux cabreados que en estos días se reconvierten en fervorosos tridentinos y se emocionan mientras le dan al porro. Es lo que hay, así que habrá que conocerlo. Es lo que hay, por qué es lo que la sociedad les ha predicado; las emociones exaltadas por cantantes partidarios y por cineastas subvencionados. La elevación del porro a la categoría de marchamo social, de timbre de modernidad. El pase del dulce encamarse con alguien deseado (generalmente del sexo contrario), al simple revolcón urgente y apresurado con lo primero que se ponga por delante. La exaltación de la cantidad sobre la calidad. El stajanovismo del ¿divertirse? frente al disfrute de eso tan aparentemente difícil, el pasarlo bien. Son tiempos de desmesura, de agobios, de urgencias…, por eso; yo no, también a esto me niego.

Yo me voy, muy bien acompañado, con mi Maru, a pasearnos, a solazarnos y sobretodo; a ver cosas de siempre pero que siempre parecen nuevas. Casi nada.

Hasta mañana.

Pepeprado

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