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domingo, 6 de junio de 2010

Día del Corpus

O así lo parece, porque esto de celebrar el Corpus se ha convertido en una tragedia gubernamental. Lo único que parece estar claro es que se les ha atravesado a gobiernos, gobernantes y gobiernillos.
Aquello de los tres jueves que relucían más que el sol se ha quedado en un batiburrillo de días bastante difícil de controlar. En Toledo parece, digo sólo parece, porque ya ni de estas noticias de la tele me fío, que sigue siendo un jueves. Naturalmente en la satrapía de Sevilla lo que el alcalde viajero diga y parece que también en Jueves que les viene bien para hacer puente. El sábado en Granada y por fin, aquí en Málaga, parece que en Domingo. No está mal. Habrá que investigar a ver si el viernes alguna ciudad lo celebró, para completar toda el fin de semana, con lo que el antiguo refrán quedaría en “tres findes que relucen más que el sol… por partes y esparcidos”.
Aquí, con estas normas distributivas, nos ha quedado la celebración coincidiendo con el aniversario del desembarco de Normandía y me pregunto si no tendrá una connotación subliminal. Lo pensaré, pero  aprovechando que también ha cambiado la procesión y ahora sale por la tarde, interrumpo esto y me voy a la playa a poner la barriga al sol, no sea que se les ocurra prohibir ir a la playa a los que no llevemos paletas. Hasta luego.
Ya es luego. De vuelta de la playa, tostadito sólo vuelta y vuelta, en este momento, está pasando la procesión bajo mi ventana. Me da la impresión que, por el efecto rebote, cada vez hay más gente en estas celebraciones. Desde luego y para empezar, en esta procesión hay bastante más gente que en la manifestación sindical del 1º de Mayo. Puede que esta sociedad, que los que mandan ha decidido sea laica y anticristiana por tripas, por eso tan español de fastidiar y llevar la contraria, está potenciando algunas mentes adormiladas. No se, pero lo malo es que se están volviendo a presentar las dos españas y eso es malo, muy malo. Dejo esto porque me da repelús.
Ayer me dí un paseíto. Tras intentar oír aun concierto de bandas en la plaza del Obispo, que fue un desastre, ya que tenía que empezar a las 8 y cuarto, empezó a las y 45 con unos trompetazos casi viudos desde lo alto de la catedral y a continuación una espera hasta las 9y20 para el siguiente ataque musical, por lo que aburridos, nos fuimos la gran mayoría. Estas cosas habría que organizarlas un pelín mejor, ya que los jóvenes músicos se merecen más respeto y el público también. Por eso, nos fuimos de paseo y a tomar una  cervecita con nuestro amigo Villi a la verbena de la Sangre. Estupenda, familiar, amable y en ese sitio encantador que es el patio de atrás del Instituto Vicente Espinel, para entendernos, “el Gaona”. Son los ratitos que hacen la vida agradable. Especialmente para hacer frente a estos calores justicieros que ya están saliendo a relucir.
Pongo fotitos de ayer y de ahorita mismo y dejo esto, mañana volveremos al mundo “social” y se nos xoderá la vida.
Hasta mañana.
Pepeprado

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