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sábado, 15 de noviembre de 2008

La Sixtina de Barceló

Es sábado, momento de olvidarse de las noticias diarias y recapacitar. A eso vamos.

"Sigo aquí disgustado y no muy sano, con gran trabajo, sin gobierno y sin dineros". Esto es parte de una carta a su padre, escrita hacia 1510, por un tal Miguel Ángel Buonarrotti. En ella se refería a una capilla que estaba pintando en el Vaticano y a sus penurias económicas. Sí, esa capilla.

Esta cortedad de dineros para realizar los encargos, parece no haberla habido para decorar la cúpula de la ONU en Ginebra.

Quede claro que la altura artística de la obra no la enjuicio porque no puedo hacerlo, ya que no la he visto. Escribir sobre algo, con la única base de tres o cuatro fotos de agencia, no me parece ni honrado ni aceptable.

Aquí lo que se está hablando es del encargo en sí mismo, de los dineros y de donde han salido esos dineros.

Hay varios condicionantes, el primero de ellos, diga don Solbes lo que diga, es que aquí y en todo Occidente hay una crisis de tamaño familiar, modelo lúxury intergaláctico.

Otro condicionante es que para gastar los dineros del prójimo, y recordemos que ese prójimo según los anuncios de Hacienda, somos todos, hay que echarle menos “arte” y más cabeza, que no están los tiempos para alegrías.

En la ONU, que parece que anda sobrada de ideas para algunas cosas, pero corta de intenciones para otras, han decidido hacerse una salita de estar (de estar ellos) acorde, no con lo que valen, sino con lo que ellos mismos piensan que valen, y que “curiosamente” se llama Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones”, ¿os suena?.

Para ello, y en vista de que ya todos los pueblos y todas las civilizaciones tienen sus gastillos cubiertos, sus Derechos salvaguardados, y sus Civilizaciones al día, decidieron gastarse unos 18,5 millones de euretes, “más una desviación autorizada del 10%”, según nuestro (¿de todos?) embajador, don Javier Garrigues. Al estar “autorizada” de antemano, la desviación ha entrado de inmediato, y el asunto ya ha pasado de los 20 milloncejos. De estos, una parte de unos 500.000 de nada, han salido de los Fondos de Ayuda al Desarrollo, (lo dice el embajador, no yo). Se ampara el desvarío, en un artículo, el 68 de la Ley 42/2006 que dice que esa salita de estar (cómodos) “cae bajo la categoría de ayuda al desarrollo”. Fantástico. Me imagino a los saharauis acampados en la sala y a los de Sierra Leona tomando el té en la cafetería, ya que hoy por hoy, tienen de todo.

Dentro de los condicionantes, estaba que la pasta fuera para algún artista de renombre y naturalmente afecto a la Alianza. Para esto, y por esto, fue elegido don Miquel Barceló, uno de los Artistas de Cámara del Gobierno, que ya le hizo, nada más salir elegidos a los del Consell de Balears, un primoroso logotipo (GOVERN de les ILLES BALEARS"), y que es uno de los del grupo del anuncio de “la ceja”, con lo que queda demostrada la imparcialidad en la elección y a la hora de catalogar artistas.

Con estas cosas, se nos da prueba fehaciente de que lo de gastar el dinero público es una cosa facilona; se reparte entre los amigos y asunto resuelto, no hay por qué quebrarse la cabeza. El hecho de que los Fondos para el Desarrollo se vayan al carajo, es eso que se llama jovialmente, una “víctima colateral”, y eso… es normal. Solo hay que protestar, cuando es una víctima de “los americanos”, las que hagamos nosotros son víctimas inevitables.

Lo peliagudo que deja el asunto, son un par de cosas. A) Nunca sabremos si Barceló está justificado como artista, ya que parece primar su fidelidad al Régimen, y b) por el contrario, nunca podrán pedirnos a los demás, fe en la honestidad de nuestros dirigentes y confianza en ellos.

Quién me convence a mí, ahora, que esa crucecita en la declaración de Hacienda, que dice “para Fondos Sociales”, además de financiar a Colegas, Pereas, Sabinas y cosas así, no se emplea para Fondos para el Desarrollo, para “estos” desarrollos.

En el entretanto, mientras don Miquel, alardea de haber gastado 30 toneladas de pintura, y haber contado con “una quincena de especialistas ayudantes, franceses, españoles y suizos” (todos del Tercer Mundo, como se ve), las TVs, nos enseñan comedores sociales donde la gente hace colas por un plato de lentejas. Por eso, por un plato de lentejas hubo quien perdió un carguillo, que lo piense don Joséluís, que busque algún asesor pagado para que le cuente esa historia.

Siento, haber perdido el estilo festivo, pero, es que hay cosas…

Hasta el lunes.

Pepeprado

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