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domingo, 1 de marzo de 2009

Crónicas mejicanas IV

Seguimos luchando, inmersos en la dura vida del turista. Ayer mañana, anduvimos callejeando por Zamora. Es una ciudad pequeñita pero con el encanto de lo fácil. Aquí no hay que atravesar kilómetros para llegar a ningún sitio, aquí la vida discurre con más facilidad y sin demasiados ruidos o alteraciones. Por cierto, no sé si lo he dicho; hace un calor de morirse. Como salimos de Málaga con lluvia, tengo aquí un hermoso impermeable que se va a derretir, y mis mujeres traían hasta ropa de abrigo y nada más mirarla les da yúyu, Incluso, ayer nos dimos un bañito en la piscina, perdón, en la alberca.

Por la tarde, boda en la Inconclusa, un santuario todavía no terminado, con celebración por parte del Obispo. Todo estupendo. Después…, la lesshhe. Fiestón guapísimo, por todo lo alto, en el que entre el ambientazo, la vista de tantas mujeres guapas y las cosas que bebí, me perdí. No tengo ni idea de cuantos tequilas con toronjita me empapuché, pero fue un número notable. Seguro que si me corto, no mancho de sangre, ardo.

Pongo las fotitos de reglamento. Una de un cartel en un servicio de señoras (¿adivináis que foto es?), no hay que ser malpensados, yo no entro en los servicios de señoras, la hizo Beatriz. Otra, de intención pastoril y bucólica de animalitos posados. La tercera, el equipo, “trabajando” una de las tiendas de nuestro amigo Carlos, y finalmente, el CEE experto en BBC. Es decir el Cuerpo Expedicionario Español, experto en Bodas, Bautizos y Comuniones. La nenas están hermosas cual vaqueras de la Finojosa, los tíos estamos como somos, esta tierra es buena pero los milagros son en Lourdes.

Hasta la próxima.

Pepeprado

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