Hoy es ese día en que a todos los que no les ha tocado la lotería dicen que se conforman con tener buena salud. Está bien, pero con ese punto de vista lo mejor sería no comprar ningún décimo ni participación.
Como es natural y habitual, a mí no me ha pasado ni rozando. Es más, mi número habitual, el que lleva conmigo casi cuarenta años, me da la impresión de que ni entra ya en los bombos. Hacer un momento he mirado la lista y de sus “allegados” (los seis miles) es de los que menos números hay. Bueno, yo me conformo porque ya me tocó el premio mayor cuando conocí a mi Maru y me di cuenta de que era capaz de aguantarme. Con eso, voy bien servido.
Dejando aparte la esquiva suerte monetaria, el país circula a su aire. Don Rodríguez, ese, el mismo que hace tres años decía que no había crisis, que hace dos que ya se estaba acabando la crisis y que hace sólo uno aseguraba que en este se iba a crear empleo por un tubo, ahora dice que lo sshungo va a durar cinco años más. Lo pinturero es que habla de “esta situación” cómo si fuera algo nuevo y él no tuviera algo que ver. Él y sus ministras y ministros, son los que nos han metido en el lío y ya, no les queda el recurso de invocar que los demás también están mal. Doña Ángela, que se arremango las faldas (es una licencia literaria, nadie quiere ver a la panzerministra con los muslos al aire), y se puso al tajo, ha controlado no sólo a su país sino que es la única que le ha puesto un bozal a este berenjena de la política del que disfrutamos. Mientras en Alemania ya están necesitando currantes, aquí los brotes verdes de una de las niñas del Líder siguen enlatados. De las bombillas del ministro desorbitado ni nos acordamos y ya ni me atrevo a preguntar por las mías, así que cómo repasemos las tareas nos podemos poner de los nervios.
De lo último, una de las pajinerías exultantes; la flamante (borro lo de flamante y pongo flagrante) ministra de eso antes llamado Sanidad ha dicho que “a los españoles nos tocó la lotería con la sanidad que tenemos”. Ahora que cada cual piense lo suyo, que la mente es libre, o al menos lo será hasta que la ministra de la SGAE intente ponerle freno e impuestos. Por eso, si miramos y oímos a esta tropa, se nos amargaran los polvorones, mejor dejarlos. Se van de vacaciones, eso sí, cobrando, faltaría más.
Por el Aquí, las cosas como siempre. Los líos entre municipalidad y juntería siguen y los únicos que se han puesto de acuerdo en algo, son los malayos. Todos, toditos todos, están de acuerdo sólo en una cosa; la culpa de todo era de Gil. ¿Porqué habrá esta unanimidad?, ¿será porque esta muerto y no puede largar…? Lovoy a pensar.
Hasta mañana.
Pepeprado
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