Hoy llega esa noche que un amigo mío definía como la noche que España entera se aburría en familia. Creo que no es para tanto, pero de lo que sí estoy seguro es que es una noche en cierto modo triste, ya que al sentarte, incluso sin quererlo, pasas lista. Cuando ya tienes una edad, a esa lista falta mucha gente y eso, aunque comprendas que es humano, te hace sentirte regulín.
Mientras llega esta noche, en las teles se empeñan en vendernos esas imágenes de compras para festines que después obligan a los que “ponen la casa” a estar comiendo cuatro días lo mismo. Imágenes de gente derrochando para demostrar (¿o demostrarse a sí mismos?), que son de la jet del gourmet.
Siguen dando imágenes de gastos exagerados que me parecen casi insultantes para esta sociedad en la que vivimos, donde una gran parte de ella está en las últimas y le cuesta trabajo comer cada día, pero comer algo, no delicatesen de última generación.
Es también tiempo de súbitos someliers y connoiseurs de vinos y espumosos, que miran al trasluz, presumen de conocer añadas y composiciones de garnachas y tempranillas y estudian el leve resbalar de las gotas por la copa con ojos de futuros premios Nobel de química. Tiempo de expertos en casi todo, en micología, en pesca de altura, en cultivos hortofrutícolas ultranaturales y mega ecológicos. En fin tiempos de neo expertos y tardo fantasmas, pero que sí así son felices, allá ellos.
Yo por mi parte, disfrutaré de unos humildes pero fantásticos huevos fritos con patatas en grata compañía, y para beber, en vez de novedosas libaciones de caldos escogidos, más de lo mismo, Gts de Larios para hacer patria y no engañar al paladar, pensando no en lo que falta, sino en lo afortunado que soy de tener lo que tengo y estar todavía aquí.
Antes de desear a todos una Feliz Navidad, no me voy a resistir a recoger don bellas aportaciones a eso que yo llamo mi “museo de los Herrores”.
Una televisiva, de la mano de un presunto presentador de programa de variedades, modelo alegre, festivo y ocurrente, que en una pizarra donde desvaría en cada programa plasmó esta nueva palabra refiriéndose a alguna máquina; la tolba, así, con una hermosa B, y para que no quedaran dudas en mayúsculas. Por cierto este probo ciudadano repite bastante que él es estudiante universitario. Muy bien, criatura.
La otra, de anoche mismo, en un restaurante que presume ser de campanillas, en una carta menú de esas que ahora están de moda, de las que se ponen de sobremantel contando las excelencias del lugar. Ahí, para dar la nota cultural empezaban una frase de esta forma; “Hasí podrán…”.
Es curioso pero ahora que la RAE está quitando impedimentos, hay quien cree que es mejor repartir las haches, las bes y las uves, así a voleo. ¿Será una muestra más de progresía rampante, o será simplemente que el nivel LOGSE está bajo mínimos…? Dejo libertad (o mejor, más progre… livertad) para que cada cual piense lo que quiera, yo por mi parte procuraré seguir esmerándome en lo que aprendí desde pequeñito, que también lo fui.
Lo dicho; Feliz Navidad, una buena digestión, y hasta mañana.
Pepeprado
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