En
estos tiempos en los que cada día es “el Día de …”, da la impresión de qué hoy
es, al menos en la prensa, el “Día de la Candidez”.
Se
ve mucho en los “homenajes verbales” que le están dando al difunto señor
Suarez. No sé si es por candidez o simplemente por una cara dura impresionante,
pero gente que le tiró a matar, ahora se deshacen en elogios sin que se les
caiga la cara de vergüenza. Incluso la recién llegada doña Susana se pone de
morritos para dar vaselina al finado.
Lo
peor del asunto, es que don Adolfo al fallecer ahora, nos ha hecho un último
favor, nos ha abierto un pelín más los ojos, al comparar su trayectoria y su
estilo, con los de los políticos que tenemos actualmente. Y es qué, ni incluso antes
de caer enfermo, se dedicó a los consejos de administración ni a hacer negocios.
Es reveladora esa anécdota de qué, cuando lo visitó el Rey, sin reconocerlo, le
preguntó si iba a pedirle dinero, porque él no tenía. Cualquiera de los políticos
actuales, tras dejar el poder, está forrado. Pensemos en este último servicio
que nos ha hecho este hombre de bien.
Dejando
esto, también es candidez supina la de la ONU que ha pedido a las FARC, “que entreguen a los asesinos de policías”:
Están listos si se creen que alguien les va a hacer caso.
Y
para qué hablar de esta hermosa declaración del señor Soria, aquí en nuestro país;
“Va a haber devolución a los consumidores
en el recibo de la luz”. Y yo me lo creo. Por lo que se ve, cuando hacen a
alguien ministro de Industria, le inoculan el virus de la promesa. Yo aun estoy
esperando la bombilla que me prometió el inefable señor Sebastián, que ahora
está de romería por las teles diciendo lo que hay que hacer, y unas cuantas
promesas más.
Lo
que es preocupante dentro de la candidez, es qué, en las manifas de estos días
en Madrid, haya habido los líos que hubo. Ahora se manifiestan los policías porque
se sienten indefensos, pero la verdad es qué, simplemente mirando las cifras,
razón tienen. Hubo 29 detenidos y 67 policías heridos, lo que es revelador. Qué,
ahora los presuntamente indignados (estoy seguro que estos no tenían nada que
ver con la idea original de las manifas) pongan el grito en el cielo es de
juzgado de guardia.
Habría
que preparar a la gente para que sean responsables de y en las manifestaciones.
No se puede aceptar el “todo vale” para estas cosas, no se puede aceptar qué, según
han confesado empleados del Samur, los “manifestantes” les dijeran cuando
atendían a los policías heridos, eso de; “Dejadlos
morir”. Si no se responsabiliza a la gente de que todo no consiste en salir
a dar voces tras las pancartas prefabricadas y las banderas revolucionarias, podemos
terminar como en Francia, donde el gobierno actual está consiguiendo un repunte
de la extrema derecha. Pongamos nuestras barbas a remojar.
Ya
lo dejo, descanse en paz don Adolfo, que a los que nos queda un pastel es a los
que nos quedamos.
Cómo
siempre me gusta terminar con alguna nota festivo ¿cultural? no me resisto a copiar
esta profunda reflexión que ha debido dejar
exhausta a su lanzadora; “Leonor Watling:
Que no te guste comer o la música es como ser anorgásmico”. Precioso pensamiento
para el mármol.
Hasta
mañana
Pepeprado
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