Hoy
no me apetece castigarme leyendo los periódicos. Ni siquiera comentar los líos
del PP y su ex don Aznar, qué, como ya es habitual, se llevan como el perro y el
gato, especialmente por la falta en este último de esa extrañísima virtud que podríamos
llamar, saber retirarse a tiempo y sin molestar.
Hoy
iré a cosas que me llaman la atención en la tele. Por ejemplo, cada vez que hay
líos en algún lugar, llámese Afganistán, Chechenia, Ucrania o San Feliú de
Guixols, inmediatamente se ven en la tele, a fulanitos de esos tan democráticos
y tolerantes, enarbolando… bates de beisbol. Cómo me consta que se deporte no
es que se le pueda llamar global, y qué, aparte de Yanquilandia y el Cortijo de
los Castro, en pocos lugares se dedican a aporrear con frenesí la bola con el
palito de marras. Entonces, ¿de dónde salen tantos bates? O es qué,
simplemente, los que se compran el artilugio ya lo hacen con intención de
dedicarse a la kale borroka multinacional. Sería una buena idea que las policías
del mundo mundial empezaran a vigilar las tiendas de deporte y así sabrían quienes
van a las manifas a repartir estopa con antelación.
Otra
cosa, mariposa. Es sorprendente ver cómo, cuando dejan el cargo, generalmente defenestrados
por narices, a los ex ministros se les abren los ojos y se reciclan en
estrellas mediáticas televisivas, yendo a tertulias donde dejan claro qué todo
lo saben, qué todo lo pueden arreglar, qué son, en fin, la Divina Pomada que todo
lo cura. Por poner sólo un ejemplo, el señor Sebastián, ex ministro de don Joséluis,
el que entre sus grandes proyectos estuvo quitarle la corbata a los parlamentarios
o regalar bombillas chinas a diestro y siniestro (por cierto, aún sigo
esperando la mía), ahora sale continuamente en las teles “arreglándolo todo”. Por
tanto, me queda la duda metódica y catódica, de saber si, es qué cuando los
hacen ministros se atocinan, o si cuando dejan de serlo los unge el Espíritu
Santo Laico con el don de la sabiduría total. Please, me lo aclaren.
Lo
último (por hoy). Llevarnos días viendo en algunas cadenas, más concretamente
las de Atresmedia, un cartelito que se mueve y dice, “el Gobierno nos obliga a cerrar….etc.” Cómo a estas alturas, que
un gobierno obligue a una gran empresa a algo (otra cosa es a las pequeñas, a
esas sí las obliga), me picó la curiosidad y me he entretenido en rebuscar. Y, ¡oh!
¡Sorpresa! El asunto es “ligeramente” diferente. Todo arranca de los tiempos
del seráfico presidente, líder carismático, adalid de la Alianza de Civilizaciones
y parte importante de la conjunción Planetaria, don JLZP, que decidió, en aras
de su clarividencia y quizás por alguna otra influencia externa, “repartir”
frecuencias entre los amigos, así por las buenas, de forma dactilar y sin ningún
anuncio público, pliego de condiciones o concurso público. Simplemente dio esas
frecuencias a los que se las dio “por ser
vos quién sois”. Después, otro grupo mediático, interpuso demanda y los
tribunales, qué naturalmente se tomaron su tiempo, han dado la razón ahora, al
demandante. Han demostrado que la entrega digital fue un pufo y que hay que hacer las cosas
medianamente bien. Por tanto, no es el gobierno este el que ha obligado a
nadie, sino las leyes. Sí es, en cambio, otro gobierno, “aquel”, el que ha
permitido que unos pocos se forren por la jeró. Así, que menos cartelitos y a decir
las cosas claras.
Con
esto, me quedo más relajado. Ahora… me llamaran fascista y retrogrado, pero a eso
ya estamos acostumbrados los que utilizamos el cerebro para pensar por nosotros
mismos.
Hasta
mañana
Pepeprado
No hay comentarios:
Publicar un comentario