Por ahí
fuera también tienen lo suyo. El señor Junckers, que tiene nombre de calentador
de gas, allá en Luxemburgo, que es otro de esos sitios donde como país de esos
pequeñitos, no tengo claro donde amontonan ni las empresas ni los billetes que
tienen, se montaba un chiringuito al más puro estilo Bárcenas. Es presumible
que algo se le quedaría pegado entre los dedos.
También han
empapelado al ex luso, el que tienen nombre de entre futbolista y filosofo, el
señor Sócrates, y ya están diciendo que el chófer le acarreaba los maletines
llenos de dinero a París. En todas partes hay listos, aunque aquí en eso,
parece somos medalla de oro.
Aquí en cambio, cómo la presunta nueva ingresada
por aquello del ébola, afortunadamente, sigue bien, por lo que todavía no se le
puede echar a ningún ministro la culpa de nada, seguimos dando la vara con el
mindundi que ha estado dándoselas con queso a unos pocos de esos que se
consideran importantes y que han demostrado ser más lilas que un secante.
En este asunto, creo que este personajillo,
al que las teles y los periódicos están elevando al rango de personaje, es sólo
un jeta de esos que los partidos tienen en sus juventudes, criándolos sólo para
después hacerlos diputados standard, de esos que van sólo a votar y a no decir
ni mú. Esta es una de las lacras de esta nueva sociedad del lucro, la
apariencia y la parafernalia. La mayor cantidad de estos nuevos cachorros,
dejan de estudiar, y se confían todos, como mucho, al aprobado por enchufe, a
la beca por afinidad, o al ascenso fulgurante por su facilidad para conseguir
que todas esas presuntas encuestas ciudadanas, salgan cómo tienen que salir. Si
miramos a las últimas hornadas de políticos de los tres partidos tradicionales,
veremos que casi todas sus nuevas adquisiciones son de este perfil. Ahora, uno
de estos cachorrillos les ha salido algo más espabilado y se estaba aprovechando
antes de tiempo, y tiene a todos sorprendido. Bueno, a todos menos a mí. Porque
a mí no me cuela, por ejemplo, que un tío tan estirado como el señor Aznar, le pidiera
"llámame Jose”, o que le
consultara algo a un berenjenilla de 19 primaveras, además, con cara de gili.
Como no cuela, sigo con otras cosas. Ya que
la Flamenca de Oro ha entrado en el trullo, quieren que la Infanta vaya a
hacerle compañía. Le piden ocho años.
Veremos en qué queda esto.
Una
noticia guay, es esa de que “el presidente del PP de Valencia amañó un
contrato de 30 millones de euros en bombillas”. Sospecho que estas pueden
ser las mismas bombillas que nos iba a regalar aquél ministro de don Zapatero, don
Miguel Sebastián, de las que yo todavía estoy esperando la mía.
Por
lo demás, una de esas encuestas que cómo siempre, están a la moda, dice que
Podemos se va a salir del tablero; Volkswagen se está pensando ralentizar su
apuesta en Martorell por las gilitontadas del soberanísmo, y los sindicatos
andan buscando la brújula. Total, nada.
En
Málaga, este sábado estuve en las Jornadas de Frente a la Tribuna, donde se
hizo la presentación del futuro itinerario de las procesiones.
No
me convencieron, lo tengo que poner en papel cuando consiga más elementos de
juicio. Para mí gusto, es dar por sentado qué, “no hay más remedio que hacerlo”, sin explicar antes cómo se ha llegado
a este punto. Lo hablaré con más detenimiento, pero de entrada, lo dicho; no me
han convencido.
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