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viernes, 2 de enero de 2009

¿Qué es un curriculum vitae?

Estamos en esos momentos de finales de un año y primeros de otro en los que parece que es obligatorio pasar revista a lo pasado y preveer lo por pasar. Esto me ha hecho pensar, pero no en lo habitual, en ver lo que se ha ganado, lo que se ha perdido y lo que vamos a ganar, etc. Me he dedicado a pensar qué es lo que nos dan cada día, qué es lo que está de moda.

Y están de moda los súper guays, los líderes mediáticos, los gurús de la comunicación y los grandes egos ultra-inflados. Tenemos comunicadores/as (me repugna llamarlos/as periodistas, eso es más noble), que se las dan de reserva espiritual y que por pasta entregan lo entregable; otros/as cual madrastras de Blancanieves, están permanentemente mirándose en el espejo de su estulticia, llegando alguna, incluso a publicarse una revista sólo para ella, con la cubierta permanentemente dedicada a su figura; otros, en la radio, se rodean de personajes que se dedican a darles coba de forma ininterrumpida, a superlativizarlos, a equipararlos al bien absoluto… Hasta aquí, podría parecer normal, pero, (los xodidos peros). ¿Cómo se llega a ser tan súper-mega-macro-importantes y faro de la modernidad? Yo creía que por el curriculum. Creía mal.

Hace muy poco, me pidieron de forma oficial y seria, integrar mi curriculum en una documentación académica. Me dio un cierto pudor, porque podría haber llenado varias páginas con las cosas que he hecho, no por ser demasiado listo ni demasiado aventurero; simplemente por ser lo bastante mayor. Cuando se tienen unos años; sí eres simplemente espabiladete y despierto; sí le has puesto interés al asunto ese de currar y si has tenido un mínimo de curiosidad vital, tienes para llenar los folios que te pidan (perdón, folios no, A-4s). Como eso me pareció evidente, sumado a que pienso que muchas veces lo importante no es lo que has hecho, sino lo que NO has hecho, presenté lo mínimo para cumplir el trámite. Ahora me da un cierto reparo, entre otras cosas porque me pueden hacer ministro, cosa que no quiero.

Me explico. Hace muy poco un amigo me remitió el espectacular CV de la señora que nos está obligando a poner nombres nuevos/as a las cosas/os; Doña Bibiana. Y es casi un telegrama curricular.

Doña Bibiana Aído, 31 años. Hija de Francisco Aído, ex-alcalde de Alcalá de los Gazules, emporio del poder constituido y actualmente cobrando de la Diputación como "asesor".

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Cádiz, y en BA (HONS) International Business Administration por la Universidad de Northumbria, Newcastle, Reino Unido (esto tiene que ser la leche de importante),

Prácticas en Unicaja durante el periodo agosto - octubre de 2000 (3 meses).

Trabajo:

Iturri S.A.: noviembre 2000 - septiembre 2001 (10 meses).

Caja San Fernando: contrato desde diciembre 2001 al 15 marzo 2002 (3 meses).

Observatorio de Emprendedores de la Universidad de Cádiz: abril 2002 – diciembre 2002 (Cargo político: 9 meses).

Esto le sirve para ser directamente:

Delegada provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en Cádiz. Decreto 37/2003, de 11 de febrero de 2003 (BOJA).

Directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía: julio 2006 - marzo 2008. (Todos cargos dactilares, a dedo…)

Con esto, (por cierto emocionante lo del Flamenco)… Abril de 2008, Ministra de Igualdad.

Naturalmente, sobre estas virtudes, está su padrinazgo chaviano y su felipista acarreo a la pila bautismal, pero esas cosas son exquisiteces difíciles de conseguir para los no integrados en el clan, ya que no se ofertan de forma institucional o docente.

Cuando le crearon el Ministerio a su medida, le comenté a un amigo -político hibernado-, que con 30 años no se puede ser ministro/a porque la vida no te ha pulido lo bastante. Me respondió que “la niña” valía mucho; le pregunté si opinaba que de no haber sido transportada a la pila por don Felipe González, habría sido ministra. Como es honrado (quizás por eso está hibernado políticamente), mi amigo me reconoció que no. Pues eso.

Con esto, doña ministra ha superado con creces, en velocidad y prontitud de entrega y servicio, a otro faro luminoso de nuestra vida ciudadana, el señor Blanco, cuyo CV también es “de altura”:

Blanco tras terminar la enseñanza secundaria, se matriculó en Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, aunque no llegó a terminar la carrera (en la actualidad ha reanudado los estudios jurídicos por la UNED. (¿Aprobará? Pienso que sí). De currar, nada, político de cargo y a nuestro cargo desde el principio. Y punto.

Ante estas muestras de coherencia y de coordinación entre CV y responsabilidad, me he preocupado. La próxima vez que tenga que presentar el mío, haré uno largo, largo, para no tener que sacrificarme siendo ministro/a de nada/o.

Hasta mañana/o.

Pepeprado

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