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miércoles, 2 de abril de 2014

Estadísticas e ideologías

Hablemos de estadísticas. Han salido las del paro, y por lo visto, la situación está mejorando. Aunque tengamos una clara y natural impaciencia porque esto se produzca más rápidamente, creo es una buena señal. Ahora vendrán los augures de las desgracias, darán la vuelta a estos datos e intentaran convencernos de qué como son mejoras escasas, ya no son buenas y ni siquiera son mejoras, sin explicar si, de verdad, creen que sería aun mejor que fueran malas porque así les conviene más a ellos. Dirán que los nuevos empleados son solo los más altos y más rubios y que los bajitos siguen en el paro y cosas así. A mí, que estas cosas de la ideología las tengo arrinconadas, simplemente porque me parecen una solemne chorrada a estas alturas, todo lo que sea una mejora me vale, aunque no sea demasiada mejoría y dando por sentado que hay que seguir mejorando. Pero yo, …es que soy muy raro.
Soy tan raro, que el informe Pisa y su varapalo los encuentro totalmente normales y acertados. El desastre actual no es algo que haya surgido de la nada, es solo el producto de una sociedad que se dedica más a mirarse el ombligo que a currárselo en plan serio.
En esto de la Educación, ha pasado que la ideología, o mejor, las ideologías, han primado sobre la función. Los gobiernos están más preocupados por adoctrinar que por educar, y la actual sociedad prima más la velocidad que el esfuerzo. Todos los chavales están convencidos de que se lo merecen todo… y ya. Ninguno piensa que haya que hacer algo para merecérselo. No piensan que esforzarse tenga algo de interés. Hay urgencia por tenerlo todo; el último móvil; el último buga; las mayores fiestas; lo que anuncien los nuevos iconos de la moda; conseguir el look poligonero de pantalón caído y gorra con visera que da sombra a una oreja y apenas tapa la cresta tipo arapahoe, y los chándales chavistas para hacer el simulacro del deporte. Es una sociedad joven donde prima más lucir un torso con tableta en la playa que mirar unos apuntes. Y, para colmo, es una sociedad que ha matado algo de lo más importante en el ser humano; la curiosidad. Nadie quiere saber nada, nadie quiere molestarse en aprender algo, nadie quiere saber el porqué, nadie quiere conocer cómo funcionan las cosas, en suma, nadie tiene curiosidad en saber el verdadero porqué de esas notas en el Pisa. Piensan que es mejor matar al mensajero, es decir, lo políticamente correcto.
Finalmente, una constatación. Ayer me escamaba esa prisa por pasarle los papeles de los EREs a tribunales de más alta enjundia. Hoy sale una prueba del porqué de esa prisa; “La Justicia obliga a la Junta de Andalucía a pagar el sueldo a Guerrero/El TSJA obliga a la Junta a pagarle una retribución aunque no le permita ejercer. El ex alto cargo cobrará un salario con carácter retroactivo desde febrero de 2012”. Para empezar el titular está confundido, no es “la justicia” quien dicta esta sentencia, es el TSJA que es algo bastante diferente y muchas de las veces bastante diferente y distante del concepto de justicia. Al ver cómo este alto tribunal da cobertura a estos sinvergüenzas, no nos extraña qué los que los mandaban estén locos por salir de las manos de doña Mercedes y pasarse a él con armas, bagajes y cuentas corrientes. Seguro qué, nada más coger los papeles los exoneran y encima les dan pasta por “el sufrimiento padecido”. Así cualquiera.
Hasta mañana

Pepeprado

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