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viernes, 23 de mayo de 2008

El derecho a la información

Llevamos semanas que -gracias a doña Telma, o mejor a su abogado- todos los medios han puesto el grito en el cielo enarbolando la bandera sacrosanta del derecho a la información, la libertad de prensa y demás santos griáles de la civilización actual. Maravilloso. Si dejamos aparte a la infortunada (sobretodo por el abogado y los consejeros que eligió) “popular por proximidad”, a lo mejor nos llevamos una sorpresa. Primeramente, los mismos que defienden la libertad de prensa y se lavan la cara “apartando” a la llamada prensa rosa, a la que consideran de segunda división, se nos muestran muy dignos y muy comprensivos con los acosos. Pero, (siempre hay un pero) no consideran acoso y les parece estupendo hacer lo mismo con otras personas o estamentos. Tenemos ejemplos los que queramos. No deja de ser de hipócritas decir que el acoso es de la prensa rosa y después aplaudir lo que hace el llamado Follonero o los de CQC. El primero es un personaje que ha conseguido su lugar en la pantalla solo por eso, por ser follonero y maleducado, los otros por acosar, insultar y faltar al respeto a quien toque ese día. Naturalmente, siempre marcándose unos límites. Es fácil sí además se hace -por supuesto- hablándoles de tu, como si se conocieran de toda la vida a personas mayores, ministros o lo que sea. Hace gracia a casi todos, y se queda “bien”, por ejemplo, hacerle la puñeta al señor Rouco, pero no hay c… para hacerle lo mismo a un Imán cualquiera; es también fácil poner a caer de un burro a cualquier artista que no vaya a las manifestaciones organizadas por el poder, pero se le pasa la mano por el lomo a un Almodóvar que pone a España a parir cuando sale de aquí; es fácil darle coba al poder, pero, ¡ojo!, que a nadie se le ocurra, por ejemplo, decir que alguno del PP o de cualquier otro partido no afín ha, simplemente, dicho algo razonable, entonces automáticamente se le llama “fascista” al que haya osado decirlo. Yo, que en contra de todos y de todas, me sigo reafirmando independiente, sigo opinando que “todos/as” tienen derecho a decir lo que quieran siempre que no insulten al prójimo y no pierdan las formas.

Pero lo peor de esta hipocresía llega todavía más alto. En función de esa “libertad de información”, se llega a usarla para autopromocionar lo que haga falta. Así, es fácil poner en peligro a agentes y gentes que se juegan el pellejo por nosotros, “televisando” detenciones en directo, en la cadena gubernamental. Se les “informa” a los terrorista y a los chorizos comunes sobre lo que se ha hecho, lo que se va a hacer o sobre lo que se está investigando, para que puedan quitarse de en medio rápido o puedan destruir archivos, y en los telediarios se dan cursillos de cómo defraudar en los cajeros automáticos o en cualquier otra forma posible. Todo para “informar”. En los últimos tiempos, con solo los telediarios, se nos ha dicho como cometer todo tipo de tropelías y donde comprar o encontrar los medios para cometerlas, incluidos mini cursillos de cómo fabricar bombas o pasar “cosas” por los filtros de seguridad de los aeropuertos. También se les informa a los “malos” de todos sus derechos, pero nunca he oído, por ejemplo, darles una idea los guardias civiles de cómo defenderse de las acusaciones que les hacen esos malos.

Como siempre; Posh güeno. A lo mejor es que tenemos lo que nos merecemos. Nos lo habremos buscado.

Dejando esto aparte, empieza un fin de semana pinturero (sobretodo para mí). Este mediodía iré a ver a mi hermano Rafael recoger una distincion oficial, desde aquí le doy la enhorabuena. Naturalmente después iremos de cuchipanda (pagando, que no haya falsas interpretaciones). Por la tarde/noche, mis mujeres se van a ver a Alejandro Fernández y yo al Cervantes. Mañana, otro concierto en el Mª Cristina, y el domingo las celebraciones pospuestas del actualmente descafeinado Corpus. Este, siempre me trae recuerdos de aquel que el gobierno de entonces me llevó a ver a Granada; vestido de caqui y con un casco que se me colaba hasta las nariz pasé un calor de justicia (también me tomé algunos vinillos). Entonces me cabreé, ahora lo añoro, sobretodo porque yo estaba con ventípocos años, y eso no es recuperable. Bueno, lo pasado ha servido para valorar las cosas. Todo ha valido. Lo dejo, me preparo este intenso fin de semana.

Hasta mañana. Pepeprado

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