Está pasando el fin de semana como es habitual. Con noticias de las pintureras y con las decisiones importantes pudorosamente ocultas en las páginas de entremedias de los entremedios, y en este caso lo de entremedios es sólo una simplificación de “medios entregados”. Aprovechando ese marasmo trufado de presunto descanso y de puesta al día de cosas atrasadas, las niñas del Presidente (no me refiero a las góticas, sino a las entregadas vices) nos han largado el notición; “El Gobierno aumenta el IVA al 18% y suprime los 400 euros” Fantástico, todos contentos. Con esto se cumplen todas las promesas sobre el tema; no subir los impuestos; subirles a los ricos; subir de forma estudiada, etc. Así, indiscriminadamente y a traición, en sábado. Todo un ejemplo de coherencia.
Por cierto al hablar de las otras niñas de don JL, las de su sangre (creo que esta vez es pertinente el término), sólo algunas cosillas; 1/las nenas tienen derecho a ser todo lo raras que quieran; 2/en realidad no son tan raras, se parecen tela a papá y mamá, y eso marca; 3/el derecho a la foto es evidente, si uno quiere preservar la intimidad de las criaturas no se las lleva a hacerse fotos con el tío más fotografiado del mundo mundial; y 4/viajar a cargo del contribuyente…, hombre si les hemos pagado las queridas a otros vicepresidentes, con sus viajes en el Mystere incluidas y las juergas a directores de
También escondida en noticias sabatinas esta hermosa resolución que todos deberíamos leer; “Devuelven el canon a un abogado que usó CD para datos” Esto sí que fue gordo. El Amo, les regaló un impuesto revolucionario a los amigos y estos, se lo ponen a todo, a saco. Me imagino que hasta al papel higiénico por si lo usamos para las diarreas ante algunos triunfointérptretes. No se han quedado cortos, no. El aguerrido abogado que se embarcó en la denuncia lo hizo porque constató que, “cada uno de los CD le costó 0,45 euros y el canon digital fue de 0,28 euros por cada uno, la mitad del precio”. Precioso. Justo el doble de su precio, y sin metralleta. Esto después tiene una contraprestación hacia el donante del derecho a imponer que consiste en montarle manifestaciones a su gusto. Pero estas cosas no importan demasiado. Lo que sí importa es si alguien intenta aparcar en sitio prohibido.
Hablando de aparcar, de coches y de paradas clandestinas. Joder la que hay liada con el puterío tradicional. Para empezar cada programa que aspire al marchamo de progresía, tiene que llevar a pantalla a su prostituta reglamentaria para que ilustre al personal. También cada alcalde se ve con el muerto de bregar con este toro. Esto, absolutamente todo, entra el capitulo de la hipocresía nacional. Este oficio viene de largo, (y ha dado ilustres políticos y políticas) así que practicar la doctrina del avestruz es inútil. Que se las regule, se les de un epígrafe y una tabla salarial y que el que quiera hacer uso de sus servicios allá él (o ella). Será interesante ver a quien ponen a baremar los servicios, naturalmente a alguien entendido del partido. Lo que si hay que perseguir es el proxenetismo, pero quien libremente quiera poner sus alegrías en el mercado, que lo haga con garantías. Es una imbecilidad que dejemos que abortar sea más fácil que ir al fútbol y que para esto nos demos golpes de pecho. Es una transacción comercial como otra cualquiera y enteramente libre, no cómo el canon.
Al hablar de estas mujeres y hombres, de sus clientes y clientas, y por casualidad me he topado con esta noticia; “Julián Muñoz, en libertad al cumplir tres años de cárcel por 18 condenas” Hemos despachado a este productivo ciudadano a una media de dos meses por condena y ¡ojo!, de devolver, ni un puto duro. Mirándolo con ecuanimidad es un gran negocio. No conozco ningún oficio (honrado, naturalmente, de política no hablo) en el que por tres años de enrole se gane tanto. Con este tipo de ejemplo, va a ser difícil hacerle comprender a un ciudadanillo de esos que pululan (es lo único que hacen en el cole, pulular) por las escuelas, de que lo importante es aprender y currar. Los ejemplos de los julianes, los rocas, las belenes, los jorgejavieres y las pestiños, les dicen continuamente y en su propia casa, que ese de trabajar no es el camino. Frente a esto, ¿que puñetas pueden hacer los pobres maestros y maestras?
En un país otoñal, hasta mañana.
Pepeprado
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