Quiero seguir guardando los sábados para pararme a pensar sobre algunas cosillas en particular, de la vida diaria. Ninguna importante como para que el mundo se pare, ni trascendente cómo para merecer la atención de nuestros líderes, pero lo bastante cercanas como para que nos afecten en el día a día.
Para este sábado tengo dos, una directamente relacionada con las rebajas, que antes eran estacionales y que ahora son eternas; las tallas. La otra es puramente septembrina; los fascículos.
Lo de las tallas es un lio mayúsculos. Los que somos gorditos, aun sin llegar a gordos preocupantes, andamos por ahí, luchando contra los confeccionadores que hacen las tallas más psicológicas que reales; “La OCU denuncia diferencias de hasta diez centímetros en la misma talla”
Eso lo dice la OCU, yo, simplemente les nombro a la madre que los parió. Cuando voy a comprar algo de vestir, tengo que llevarme una chuleta donde he puesto las tallas que me sirven de cada marca en particular. A alguno, como al señor Pedro del Hierro, ya los he dado por perdidos. No sé donde mira este hombre, pero sus tallas XL son cómo para el reparto del Bombero Torero. No hay por donde cogerlas.
Naturalmente hay otro añadido muy “especial”. Los grandes almacenes como el Corte Inglés, hacen un silogismo pinturero, “si eres gordo, tienes mal gusto, por tanto, en tallas grandes no necesitas estar a la moda”.
Para los gorditos, gordos y grandes, la selección es de cuidado. Los trajes son aquellos con las rayitas que sacaba Frank Nitty en los Intocables, las camisas, tres cuartos de lo mismo, y de rebajas, nada de nada. Los gordos tenemos que pagar a hierro, sin descuentos. En fin un desastre, así que a ver si la OCU sirve para algo más que para dar comunicados.
Lo otro, lo de los fascículos, me ha venido por una noticia de ayer mismo; “Los coleccionables pueden acelerar los trastornos obsesivos compulsivos”.
Por si le faltaba algo a esta sociedad díscola y semi descerebrada, los fascículos también afectan al coco. Me imagino que al coco de los que ya lo tienen averiado, porque no me parece que por pasar por el kiosco, se le vaya a ir la olla nadie. Desde luego, el martilleo en prensa y tele de todo lo coleccionable del mundo, es constante, desde abanicos hasta me imagino que artefactos nucleares vendidos por piezas para montarlos tú mismo. Todo es susceptible de pasar a ser fasciculado y engrosar la lista de artefactos extraños que la tribu circulante tiene en sus casas.
Yo soy un acaparador (dentro de mis posibilidades) de algunas cosas, pero sólo de algunas en particular, y esas no las venden por fascículos, así que por ese lado mi cerebro está a salvo. Sólo tiene que resistir los ataques de los media y los políticos salvadores. Eso ya es bastante.
Hasta el lunes.
Pepeprado
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