Este
fin de semana ha sido bastante futbolero, ha jugado la selección nacional (porque
ha perdido, si hubiera ganado habría jugado La Roja). Por ello ha habido
abundantes imágenes de ingleses y su entorno, en las teles, y en casi todos los
que salían en ellas, incluidos españoles que viven allí como Rafa Benítez, entrenador
español, llevaban en la solapa la amapola roja que homenajea a los caídos ingleses
de la I Guerra Mundial. Esto me ha hecho pensar en lo fácil que es sentirse británico,
o si lo prefieren inglés, aunque se esté allí de forma transitoria, y lo difícil
que es aparentar ser españolito. Aquí si te pones un pin o una pulsera con la
banderita, inmediatamente te empiezan a colgar calificativos, y si dices que te
sientes español, te tachan de “nacionalista”, lo que muchos entienden como algo
malo, perverso, malísimo de la muerte, y sobre todo, como algo que va en contra
de otros. Nadie se imagina que un entrenador español se ponga en la solapa un símbolo
español, así, sin anestesia. Ha vuelto a reverdecer la envidia que les tengo a
los guiris, a los que admiro por tener menos complejos para decir lo que
piensan y mantener su diversidad y su eclecticismo. Allí, en cada elección, piensan
a quien van a votar, y la elección depende de cómo lo hayan hecho los
candidatos. Aquí, sólo depende el color y la costumbre. Nadie aparenta pararse
a pensar demasiado. Por cierto, por si hay dudas, yo soy español de España.
Aparte
de esto, en los periódicos de hoy, sólo eso que he empezado a llamar las “Chorradas
Electorales”.
El
fiscal de cabecera del Gobierno dice que al señor Urdangarín no le van a dar ningún
trato preferencial. Eso está bien, además nadie se lo ha pedido, pero chirria con el trato que dan a otros.
La
todavía ministra de los Asuntos Exteriores Poco Complicados, pero que de
secuestros y cosas así, no quiere ni oír hablar, dice que aún guarda la chaqueta
de cuero porque representa "rebeldía”.
O sea, que según esta, te pones una chaqueta de cuero y ya eres guay y rebelde
mogollón. Que la tenga guardada no me extraña, está en su manual, su líder espiritual,
don Felipe el Hermoso, también la guarda y la saca para los festivales. Lo que
ya dudo es que a los dos les entre como antaño, imagino las habrán mandado a
agrandar, ya que el tiempo no perdona… y además engorda.
Los demás siguen a lo suyo,
los peperos malacitanos ya vendiendo la piel del oso y repartiéndose
hasta las castañas. Veremos si al final les salen las cuentas, yo creo que no,
que no les van a salir.
Y en norte, lo más gordo. Los
que mandan allí, o al menos así creen ellos, o sea los compañeros del compañero
Alfredo, están intentando rizar el rizo de la desvergüenza. Han intentado que
las victimas de Hipercór les sirvieran de teloneros para hacer un programa con,
para y por, etarras y darles a estos gratis su
cachito de cuota de pantalla. Imagino que eso estaba incluido en la negociación.
Lo dejo, pero antes, capítulo
de chorradas no políticas, que también las hay. En Vélez Málaga, ayer hubo un accidente
de ultraligero. Esto es normal, hay muchos y alguno pega el talegazo de cuando
en cuando, pero en este caso, lo chorra es que el piloto del cacharrazo tiene
77 añitos. Esto del complejo de Peter Pan tiene su cosa. Estoy seguro que este
señor, para su edad estará hecho un toro, pero los 77 tacos no se los quita
nadie de encima, así que andar jugando astronautas es arriesgado. Hay que ser
conscientes de la propia longevidad.
Lo último, una chorrada
yanqui. En los USA ya están haciendo de forma generalizada análisis de colesterol a los
nenes, que diría un cordobés. Ojo que si no ponemos remedio con las chuches, aquí vamos por el mismo camino. Al colesterol
hay que llegar tras una larga y honrada caminata a través de los chorizos, las
morcillas y el tocino de jamón serrano, llegar a ello por los bollicaos y
similares es una solemne tontería.
Hasta mañana.
Pepeprado
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