A esas eras antiguas, la Arcaica, la Glacial, la
Postmoderna, y demás comúnmente aceptadas, habría que añadirles la actual para
que esta quede bien diferenciada un nombre nuevo, y yo sugiero este de la Era
Novedosa, por la cantidad de novedades que nos trae.
Una de la últimas novedades la he encontrado esta mañana al
leer que en no sé qué Cala tienen un problema de narices con el “cruising”.
Como no tenía ni puñetera idea de qué era esto, leí la noticia y ahí me lo
aclaraban; “
“El cruising es una práctica que consiste en realizar el
acto sexual con personas desconocidas en ambientes públicos o semipúblicos como
parques, playas, lavabos de estaciones de tren, autobuses o aeropuertos, entre
otros”.
Vamos, eso a lo que antes se le llamaba la jodienda conejera, que ahora le han puesto un
nombre exótico. Estamos listos.
Con
esto, no me puede extrañar las otras cosas que salen a la luz y los personajes que nacen en esta sociedad, por
ejemplo, el eximio señor Rafita, que es ese asesino al que los jueces se
empeñan en decir que lo van a reinsertar por narices, cosa que a él le viene fenomenal
porque así lo ponen en la calle una y otra vez. Ahora lo han vuelto a trincar
en Madrid, intentó morder a los agentes, lo que da una idea de la personalidad
de este ejemplar. Lo siguiente será que la sociedad, por orden judicial le
pague los atrasos de alguna paga social que le hayan concedido y lo castigan con
tres fines de semana sin cine y ¡ale! A la calle, a seguir matando, violando y
robando.
Tampoco me puede extrañar el desmadre culinario. Comerse un
bocata queda poco fino, y unos garbanzos con chorizo no es cool. En estos
momentos, lo mínimo es esto; “Rabo de toro estofado a la Quinta Gama”. El
filete empanado al olvido.
Eso es lo que debía dar de comer el señor alcalde a sus invitados;
“El alcalde de Albox justifica los 24.000 euros en comidas/ 'Hay que invitar a muchos diputados para lograr inversiones de la Junta'”. Yo debo de estar equivocado, pero ¿estos señores de la Junta no cobran
por su trabajo y además cargan dietas?, entonces ¿por qué hay que invitarlos
para conseguir algo si esto es legal y lícito? Me gustaría que el alcalde siguiera
dando nombre de los comensales.
Me voy, tengo turno
de abuelo, pero antes una recomendación a los periódicos; pónganse de acuerdo.
Según uno, Sarkozy llamó “imbécil” a un periodista, según otro, lo llamó “gilipollas”
Señores, no es lo mismo, aclárense.
Hasta mañana.
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