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lunes, 16 de abril de 2012

No me gusta


No me gusta quejarme, prefiero mirar la vida con esperanza y a ser posible, con una cierta dosis de buen humor, pero a veces te entran ganas de ponerte a pegar quejidos en una esquina para desahogarte.
Aclaro que es posible que mi actual estado físico, arrastrando un resfriado de esos de enmarcar, las narices goteando de forma ininterrumpida, ataques de tos interminables y con la preocupación de si voy a llegar a la boda de mi hija de forma más o menos presentable, no ayuda a echarle optimismo a los asuntos que nos inyectan los media.
Ahora están todos entretenidos opinando sobre la gilipollada del viaje real último. Todo el mundo opina y como es natural saca conclusiones a medida de sus deseos. Para que no se diga que escurro el bulto, el viajecito de las narices creo ha sido un solemne error, y lo que es peor, lo veo como las alocadas decisiones de un viejo chocho que no se quiere dar cuenta de la edad que tiene, es una extensión del complejo de Peter Pan, que por cierto reconozco en mucha gente a mi alrededor que confunde el estar bien para su edad, con tener veinte años a los a los sesenta. Se debía haber quedado en su casa jugando con el nieto escachifollado y estaríamos más tranquilos, pero a los que sueñan con la IV república les diría que este sistema de gobierno es estupendo… en otros sitios, pero no en España donde los que llegan al poder (y sus familias) se sienten inmediatamente los amos del cortijo. Pero no es este el motivo de mis quejas, no.
Básicamente es, porque sigo escuchando muestras de cómo somos en este país, donde la lo del perro del hortelano no se escribió por casualidad. Me entero que el jeque del Málaga está pensando en plegar e irse con sus millones a otra parte en vista de la cantidad de problemas que se le están poniendo a todos sus proyectos.
En otros lugares, presuntamente más cosmopolitas y sabios, andan poniéndole también trabas tales como que generaría prostitución o bandidaje, como si de esto no estuviéramos al mejor nivel, al proyecto del Euro Las Vegas.
La guinda a este pastel de despropósitos es lo del petróleo canario. Sólo han dicho es que hay una posible bolsa de petróleo “en el límite con aguas marroquís” y ya hay verdes, granates, ecologistas, indignados y partidos de la izquierda ultramontana poniendo el grito en el cielo laico para que no se aproveche el petróleo. Muy bien, seguro que eso también lo dejaremos pasar y a continuación los vecinos, pondrán sus torres un par de kilómetros más allá, por supuesto pasándose las normas de seguridad por los bajos de la chilaba y montándose en el euro. Mientras aquí estaremos esperando para comprarle el petróleo al precio que ellos digan. Estas cosas son las que me ponen triste, especialmente cuando ya son tradición. Siempre me acuerdo de la empresa alemana que a muy principios del siglo XX quiso embovedar el Guadalmendina, controlando sus inundaciones y aprovechando el suelo y se les denegó porque ellos “iban a cobrar derechos durante cien años…” El rio sigue sin servir para nada pero no dejamos que nadie ganara dinero, ni nosotros mismos.
Me voy, hoy es el Día Internacional de la Voz y yo estoy que casi no puedo hablar. Soy un artista para estas cosas.
Hasta mañana.
Pepeprado

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