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lunes, 9 de abril de 2012

Vuelta

 A ningún sitio en especial, sino a la normalidad. Desde que se les ocurrió poner la Semana Santa en las mismas fechas en todos los lugares, yo no tengo oportunidad de ver otra, así que fisicamente no voy a ningún otro sitio. Estoy aquí a pie firme y amarrado a mis tradiciones, a esas pocas tradiciones que nos permiten mantener.
La semana, como últimamente se está haciendo común, ha sido variada y variopinta. Empezó con días desabridos y faltas a la cita con la calle de algunas del lunes, siguió con un miércoles bueno y medio jueves regular, con el gran lunar (para mí), de la ausencia del Nazareno y la Esperanza. No me cuesta trabajo reconocerlo, soy partidista y parcial, pero un Jueves Santo sin el Moreno y la Esperanza, no es Jueves Santo, es más casi diría que deja coja a toda la semana Santa.
Finalmente el viernes, aún con una noche inestable y a veces preocupante, salieron todas y empezó a llover cuando todas estaban o ya encerradas o a punto, por lo que se puede decir que se escaparon por los pelos.
Finalmente y para ponernos los dientes largos, sábado y domingo fueron días casi playeros. El Resucitado se paseo contra un cielo azul esplendoroso y la Reina de los Cielos cerró este año con tranquilidad y elegancia. Pongo foto de esta última desapareciendo por la esquina de calle Granada. Es siempre la última imagen en mi retina, cada año y hasta que pueda.
En fin, otra más y para mí, otra menos. Esta me ha traído un descubrimiento, más bien una incorporación al acervo cultural local. Hasta ahora, las dos grandes aspiraciones de los españoles en general y los malagueños en particular estaban claras; eran felices con una gorra de plato y/o con un micrófono. Ahora se ha incorporado a esto un nuevo objeto de deseo; una identificación con cinta de colores colgada del cuello del ciudadano.
He observado que salvo honrosas excepciones, que las hay, a personas que cuando iban a pescuezo descubierto eran totalmente normales, en el momento que les cuelgan el adminiculo identificativo, se transfiguran, se ven más grandes y se sienten con poderío y dotes de mando.
Cualquier perenganito que hasta ese momento era tratable, tras ser investido de tarjetita con foto, lo pones en una puerta, o en una cola y es algo así como un nuevo Cid Campeador, dan mandobles oratorios a diestro y siniestro y regalan filípicas a lo Marco Tulio al primero que ose intentar preguntar algo.
No es imaginable lo que puede pasar con los que a esto, les añadan un walkie talkie, esos ya entraran directamente en éxtasis…
Lo dejo, pero en el vistazo a los periódicos, entre los cientos de malas noticias y lúgubres premoniciones, he encontrado una de las de hacer pensar, esta; Isabel II condecora a Camila tras siete años de matrimonio con Carlos”. Con esto, doña Isabelita, que además de lista es ya vieja y por eso sabe más, ha mostrado lo que piensa; que aguantar a su retoño siete años, es para medalla.
Lo último es local. A una que mató al marido tras una discusión, le piden “solo” 14 años. Eso el juez lo dejará en la mitad y la doctrina penitenciaria hará el resto. Cuidado con discutir, es barato que te maten.
Hasta mañana.
Pepeprado

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